Aranzxa Borda Quintero
Aranzxa Borda Quintero
Trabajadora Social, egresada de la Maestría en Género del Cider de la Universidad de los Andes
l.borda@uniandes.edu.co
27/11/2024

El 24 de noviembre del 2024 se llevó a cabo la conmemoración del octavo aniversario de la firma del Acuerdo final de Paz- AFP de Colombia. En el 2012 el Gobierno y la extinta guerrilla FARC-EP Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo, deciden sentarse en una mesa a negociar el fin de un conflicto que duró más de 50 años, en el cual 450.664 personas perdieron la vida, sin tener en cuenta el subregistro que puede llegar a 800.000 personas muertas; 752.694 fueron desplazadas; 50.770 fueron secuestradas; 121.768 personas fueron   desaparecidas de manera forzada, con un subregistro de 210.000. Y así en el 2016, después de 4 años de dialogar, se inicia a materializar el sueño de una Colombia en Paz, pensada desde la verdad, la reparación y la reconstrucción del tejido social y ambiental.

Es importante que el país y el mundo recuerden que el Acuerdo Final para la Terminación de una Paz Estable y Duradera (AFP), es el primer acuerdo que no solo tiene como centro a las víctimas desde un enfoque de derechos humanos que busca la reparación y no repetición, sino que es uno de los mejores Acuerdos de Paz del mundo por ser innovador e incorporar una perspectiva cultural y ambiental, así como un capítulo étnico y uno de género. Este último, resultado de la incidencia política de diferentes organizaciones de mujeres del país, la juntanza y escucha, de las mujeres de las FARC-EP y mujeres excombatientes de Indonesia, Guatemala, Irlanda del Norte y Sudáfrica, posicionándolo como uno de los acuerdos más avanzados en el reconocimiento de los derechos de las mujeres y de la población LGTBIQ+[1].

Los medios de comunicación dominantes han vendido el AFP desde un discurso victimizante, estigmatizante y muy alejado de la realidad de lo que fue el conflicto y de cómo se está construyendo la paz en los territorios. Nos lo han vendido desde la exposición de una parte vencedora, el Gobierno, y una derrotada, las ex FARC-EP, pero lo cierto es que fue un proceso de negociación donde el Gobierno, reconoció sus fallas y errores como garante de los derechos de la población colombiana, sobre todo de aquella con mayor vulnerabilidad y donde las ex FARC-EP reconoció su responsabilidad en el conflicto, que después de tanto años, las armas no eran el camino a la transformación social y política que requiere Colombia, es así como siendo fiel a su principio fundador decidió seguir luchando desde otra orilla, decidió cambiar las armas por la política siempre y cuando se le brindaran las garantías para esto, tal como el AFP lo dice. Es crucial recordar que la implementación del AFP en todos sus componentes no es una tarea exclusiva del gobierno y las FARC: implica la participación activa y el compromiso del gobierno local, la sociedad civil y la comunidad internacional, por lo que es fundamental que recordemos y tengamos claro el panorama completo de este hecho histórico.

Esta columna no es una apología a las extintas FARC-EP, ni una concepción romántica de las y los firmantes de paz. Esta es una humanización de las 13609 personas que por múltiples razones (la pobreza, el hambre, la violencia estructural del ejército, el desplazamiento forzado, la orfandad, las limitantes estructurales para el acceso a derechos y oportunidades, las violencias en los hogares, matrimonio forzado, los ideales políticos, la desesperanza[2]) se unieron a la organización, pero que en el 2016 decidieron apostarle a la construcción de paz, a la transformación de una Colombia que merece la verdad, la reparación y la reconstrucción. Esta es la historia de la otra cara de la moneda.

Una vez se firma el AFP se crean 20 Zonas Veredales Transitorias de Normalización- ZVTN y siete Puntos Transitorios de Normalización, como espacios destinados primero, a la dejación de armas, bajo verificación internacional de la Misión de las Naciones Unidas en Colombia; y segundo, como zonas para preparar a las y los firmantes al tránsito a la vida civil.  El 1 de agosto de 2017, con la finalización de la dejación de armas, estas zonas fueron renombradas como Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación- ETCR donde aún viven aproximadamente a 3000 personas firmantes del acuerdo de paz con sus familias y comunidades[3] a pesar de las difíciles condiciones de habitabilidad[4].

Fue un proceso de dejación de armas, no de entrega, porque no era un proceso para desarmar a la FARC-EP, “la dejación de armas es el producto de una negociación en la que no solo se han estipulado los protocolos apropiados que garantizan que estos elementos no van a ir a parar a manos de bandas criminales ni a eventuales disidencias, ni a los supermercados globales de armas”. En este sentido, La Misión de Verificación de las Naciones Unidas recibió 8994 armas y la ubicación de 1027, con lo que se formalizó el fin de las actividades del Cese al Fuego Bilateral y Definitivo entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP. Esto en un tiempo record de 6 meses[5]

 

 

Mientras tanto, se constituía el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común quien decide cambiar su nombre a Partido Comunes como estrategia para prevenir la Estigmatización contra las personas firmantes y como un ejercicio de reivindicación y continuidad de la gesta comunera llevada a cabo desde la colonia[6]. Lo anterior en cumplimiento de lo estipulado en el punto 3 del Acuerdo de Paz, “Fin del conflicto”, donde las ex FARC-EP mutaron de una antigua organización guerrillera a un partido político que, en el marco de la legalidad, actúa enriqueciendo la democracia colombiana. No obstante, la participación política de firmantes de paz se ha convertido en casi una utopía porque desde la creación del partido las amenazas, intimidaciones, actos de estigmatización, violencias basadas en género, atentados y homicidios van en aumento[7].

En este punto es crucial comprender qué significó y qué significa el tránsito a la vida civil para las y los firmantes de paz. El tránsito significó pasar de vivir de una vida activa, en contacto con la naturaleza, bajo una dinámica colectiva y comunitaria donde en su mayoría se reconocía al otro y a la otra como familia, a una vida nómada, vigilada, bajo los parámetros sociales desiguales, hegemónicos,  capitalistas y patriarcales en la que la colectividad se fue fracturando poco a poco, y la búsqueda de un proyecto y beneficios individuales empezaron a primar, como respuesta a intentar adaptarse y sobrevivir, sin orientaciones claras ni un acompañamiento psicosocial integral.

“La persona que deja las armas inicia un conjunto de procesos que lo relacionan individualmente con el Estado y la sociedad; debe tramitar una cédula, resolver su situación jurídica, su sustento diario, asistir a los compromisos institucionales derivados del acuerdo, entre otros, dinámicas que efectúan un proceso de individuación del cual le resulta muy difícil escapar”[8]. Fue pasar de un sentimiento de colectividad y camaradería, a uno de vulnerabilidad, incertidumbre y temor, uno de soledad.

Si bien la inmersión a este sistema afectó a toda la población, de forma diferencial afectó con más rudeza a las mujeres firmantes, quienes venían de una dinámica donde se les reconocía como sujetas políticas, en el que los trabajos de cuidado y reproductivos eran distribuidos por igual entre hombres y mujeres. Es así como estas mujeres se enfrentaron y se siguen enfrentando a la mirada machista, patriarcal y acusadora de una sociedad que no concibe que una mujer se haya salido de los estándares dicotómicos del género, y haya decidido tomar las armas sobre el ser mamá y cuidadora del hogar y de otras personas, y es por esto que, a diferencia de los hombres, se les castiga socialmente con más rudeza.

La estigmatización como fenómeno social ha sido uno de los mayores obstáculos para el proceso de reincorporación, junto a la falta de garantía de derechos y de seguridad. Si bien la estigmatización no distingue sexo, género o raza, no se puede desconocer que las vivencias son diferentes, es el caso de las mujeres, quienes viven una triple discriminación: por ser mujeres, por ser firmantes, por ser sujetas políticas, que puede agudizarse si son campesinas, si ejercen labores de cuidado, si tienen pertenencia étnica y si sus pueblos de origen no las quieren recibir, si tienen alguna discapacidad o enfermedad de alto costo y una orientación sexual o identidad de género diversas. Y en el caso de las personas LGTBIQ+ por tener una orientación sexual o identidad de género diversa, por ser firmantes y sujetas políticas, entendiendo todo el contexto del conflicto armado y lo que significaba no encajar en el sistema cisheteronormativo. Entre los principales tipos de estigmatización están: política cuando se les amenaza por ejercer algún rol político de liderazgo o de defensa de derechos humanos; por tener una orientación sexual o identidad de género diversa; por haber estado en cárcel; por ser jefa de hogar; familiar cuando se niega la consanguinidad, no se les permite acercarse a sus hijas e hijos o se les delega las labores de cuidado como pago por el tiempo que estuvo en armas; sexual por el imaginario de que las mujeres ejercían trabajo sexual en la organización;  laboral y  obstétrica, aunque esta última no se encuentre documentada.

Después de 8 años de la firma del acuerdo de paz, la desinformación y los odios prevalecen, lo cual se sigue manteniendo por los medios de comunicación. A la fecha 438 firmantes de paz han sido asesinados y asesinadas, puesto que la estigmatización mata y las medidas de seguridad brindadas no son integrales. Además, 7 de los ETCR’s han sido desplazados por temas de seguridad, dejando proyectos productivos, procesos comunitarios y políticos, vínculos sociales, la construcción de sus hogares y de todo lo que soñaron al apostarle al firmar el Acuerdo, porque apostarle a la Paz aún nos cuesta la vida [9].


Foto: Carmenza Castillo | Imagen de archivo. Diálogos de paz en la Habana

El AFP, y específicamente el proceso de reincorporación social, económico, comunitaria y político de las personas firmantes de paz ha implicado un nuevo capítulo para el país, una nueva oportunidad para la paz y para la transformación de los territorios. Es importante porque no solo ha permitido que el país conozca y tome mayor conciencia sobre las inmensas desigualdades y las problemáticas políticas, económicas y sociales que operan en su interior, así como la necesidad de solucionarlas; sino que ha permitido la reapertura de debates dados por clausurados, como la desigualdad en el acceso a la tierra, el mal vivir al cual está sometido el campesinado colombiano, la segregación existente en las grandes ciudades, la exclusión política de minorías sociales, los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales, la protección del ambiente y, ante todo, la deuda histórica con las víctimas del conflicto armado[10].

Las personas firmantes de paz están trabajando de la mano con las comunidades y las víctimas, para mejorar las condiciones de vida y exigir la garantía de derechos en sus territorios; están reconstruyendo el tejido social poniendo a disposición sus saberes adquiridos en filas y su capacidad políticos de incidencia y gestión; están esclareciendo los hechos, reconstruyendo la verdad, apoyando el desminado y la búsqueda de personas dadas por desaparecidas; están reparando a las víctimas, a la sociedad y al medio ambiente desde diferentes acciones como los Trabajos, Obras y Actividades de contenido Reparador y Restaurador. Las personas firmantes de paz siguen luchando desde el trabajo político y comunitario por el sueño de paz que se gestó en la Habana.

El problema es que un proceso de paz no es simplemente la implementación de una serie de actividades y el alcanzar números e indicadores, pues la paz requiere voluntad, un mismo horizonte, una invitación a unirse alrededor de un mismo proyecto[11] donde se comprenda que es un tema de corresponsabilidades no solo del gobierno y de las FARC-EP, sino también de la sociedad civil como sujeta política activa. Debemos recordar que con el AFP ganamos todas, todos y todes, porque su éxito implica la no repetición de los hechos victimizantes y la violación de derechos humanos, su éxito implica que los procesos de dialogar entre el gobierno continúen y puedan llegar a feliz término; el AFP significa el desarrollo de la sostenibilidad de una vida digna, libre, segura, cuidada, acompañada y en PAZ.

*¡PORQUE LA PAZ SIN FIRMANTES DE PAZ, NO VA!*

 

[1] Chala y, O. (2018). El acuerdo de paz de Colombia es el primero del mundo en tener el género en su núcleo. Equity, justice and inclusion. Apolitical. https://apolitical.co/solution-articles/es/acuerdo-de-paz-colombias-primer-nucleo-de genero-del-mundo

[2] Guttièrrez.A. (2020). Màs alla del reclutamiento forzado: las otras razones de ingreso a las Farc-ep. Razones y motivaciones de ingreso voluntario a la Farc-ep. Trabajo de Grado. Pontificia Universidad Javeriana, Colombia.

[3] Huber, Florian. (2018)De las Zonas Veredales Transitorias de Normalización a la Paz Territorial: tensiones, conflictos y retos en el suroccidente de Colombia. Ideas verdes, 10, Fundación Heinrich Böll Oficina Bogotà

[4] Aragòn, C. y Restrepo, M. (2023). El trànsito  la vida civil de las FARC.EP: entre la reincorporacion imaginada y la reintegraciòn implementada.Trabajo Social 25 (2): 243-267. Doi: 10.15446/ts.

[5]Misión de la ONU en Colombia. (2017). Misión de la ONU finaliza actividades de inhabilitación del armamento de las FARC-EP. https://unmc.unmissions.org/misi%C3%B3n-de-la-onu-finaliza-actividades-de-inhabilitaci%C3%B3n-del-armamento-de-las-farc-ep

[6] Senado de la Republica. (2021). Partido Farc cambia su nombre a Partido “Comunes”. https://www.senado.gov.co/index.php/component/content/article/18-noticias-actualidad/2236-partido-farc-cambia-su-nombre-por-partido-comunes

[7] Romain Le Cour. (2022). Colombia: 5 años después de los Acuerdos de Paz. Perspectivas sobre la actualidad. El Grand Continent.  https://legrandcontinent.eu/es/2022/01/06/colombia-5-anos-despues-de-los-acuerdos-de-paz/

[8] Aragón, C. y Restrepo, M. (2023). El tránsito  la vida civil de las FARC.EP: entre la reincorporación imaginada y la reintegración implementada. Trabajo Social 25 (2): 243-267. Doi: 10.15446/ts.v25n2.101903

[9] Consejo Nacional de Reincorporaciòn Componente Comues. (2024). Hechos Victimizantes. Herramientas de Paz. https://www.cnr-c.org/?page_id=17794

[10] Romain Le Cour. (2022). Colombia: 5 años después de los Acuerdos de Paz. Perspectivas sobre la actualidad. El Grand Continent.  https://legrandcontinent.eu/es/2022/01/06/colombia-5-anos-despues-de-los-acuerdos-de-paz/

[11] Romain Le Cour. (2022). Colombia: 5 años después de los Acuerdos de Paz. Perspectivas sobre la actualidad. El Grand Continent.  https://legrandcontinent.eu/es/2022/01/06/colombia-5-anos-despues-de-los-acuerdos-de-paz/

Noticias Recientes

  • Violencia sexual digital: Colombia sigue en deuda con las mujere

    Según la Convención de Belém do Pará...

  • El proceso de paz, la voluntad política de firmantes de paz

    El 24 de noviembre del 2024 se llevó a cabo la conmemoración del octavo aniversario de la firma...

  • 15 de octubre: ¿por qué celebrar a las mujeres rurales a nivel g

    Desde el año 2008 es celebrado a nivel global el papel central que las mujeres rurales tienen en la sociedad actual...

  • La Vorágine llamando a la COP: se agota el tiempo y el extractiv

    Llama la atención la serendipia paradójica que ha hecho coincidir los 100 años de la publicación de La Vorágine con...

  • Los retos para promover un futuro resiliente en las nuevas gener

    La Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres ha determinado que para...

  • Gana la vida con Escazú

    El acuerdo de Escazú tiene como propósito garantizar los derechos de acceso a la información...

  • Implementar para pacificar

    La firma del Acuerdo Final de Paz (AFP) de 2016 inauguró una etapa entre auspiciosa e inquietante...

  • Trilogía en la igualdad salarial: cuando ser mamá, cuidar y trab

    *Las ideas principales de la presente columna de opinión se basa en los resultados de la...

  • Celebrando ocho años de la Maestría en Género de la Universidad

    El Cider celebró recientemente el octavo aniversario de la...

  • Un homenaje a Sandra Peña: Lideresa afrocaucana por la reivindic

    En el Día Internacional de los Afrodescendientes, desde la Corporación Mujeres, Niñez y Juventud...

  • Territorios Campesinos Agroalimentarios Tecam: avance en el reco

    El 24 de junio fue sancionado el decreto 780 de 2024, el cual define los procedimientos de...

  • Insistir y persistir para conmemorar a las víctimas de desaparic

    A partir de la resolución 65/209 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y teniendo en...