Juliana Jaramillo Jaramillo- Cider | Uniandes
Juliana Jaramillo Jaramillo
estudiante del Doctorado en Estudios Interdisciplinarios sobre Desarrollo del Cider
j.jaramilloj@uniandes.edu.co
01/08/2021

Para cuándo la vacuna contra toda forma de discriminación y odio

Laura Weinstein

 

El pasado 4 de julio se realizó la marcha del Orgullo LGBTI en distintas ciudades de Colombia. En Bogotá, la marcha convocada para este año tuvo una particularidad muy especial. Además del llamado a celebrar el tradicional día del Orgullo, la marcha buscó rendir un homenaje a la activista trans Laura Frida Weinstein, bajo el lema: “Junt@s y viv@s nos queremos, homenaje a Laura Weinstein”.


Fuente: Fundación GAAT - Grupo de Acción y Apoyo Trans, perfil de Twitter, 4 de julio de 2021. (https://twitter.com/FundacionGAAT/status/1411686238512427009?s=20)

Laura falleció a comienzos de este año, el día 2 de enero. Su muerte prematura conmovió a muchas personas que, como yo, veíamos en ella a una de las más importantes activistas del movimiento LGBTI colombiano. Desde su partida, distintas organizaciones sociales, activistas, académicos, periodistas e instituciones, nacionales e internacionales, han querido rendir un homenaje a lo que fue la vida y la lucha apasionada de Laura por la defensa de los derechos de la población LGBTI y de las personas con experiencia de vida trans en especial. En Bogotá, la Mesa de Trabajo LGBT dedicó la marcha del Orgullo a su nombre. El mismo día de la marcha, el Museo Nacional de Colombia ubicó en su fachada un pendón en su memoria. En la carrera Séptima (con 19), la organización Colombia Diversa se sumó con un mural conmemorativo en el que el rostro de Laura aparece junto con el de otros tres destacados activistas del movimiento LGBTI: Marcha P. Johnson (activista trans afroamericana), Álvaro Miguel Rivera (activista gay colombiano, asesinado en el año 2009) y Audre Lorde (feminista lesbiana y afroamericana). Varios medios de comunicación, no solo de Colombia sino también de distintos lugares del mundo, al conocer la noticia de su muerte publicaron notas de prensa para reconocer y recordar su legado. Desde la academia también hubo homenajes. Para mencionar uno, la Revista de Estudios Colombianos decidió dedicar su próximo dossier al tema de “Estudios y experiencias trans en Colombia” como un homenaje a “la vida, el trabajo y el legado de Laura Weinstein, incansable activista y lideresa trans colombiana”.


Fuente: Colombia Diversa. (Tomada de https://verdadabierta.com/la-lucha-de-la-comunidad-lgbt-para-abrirse-esp...)

Aunque no tuve la suerte de conocer a Laura personalmente, su nombre y su trabajo como activista trans no han sido extraños para mí. Mi interés académico por los temas de derechos humanos y movimientos sociales, me han llevado desde hace algún tiempo a estudiar el papel que activistas como ella han tenido en la lucha por el reconocimiento de los derechos de la población LGBTI en Colombia. Gracias a este trabajo, descubrí que Laura dejó muchas huellas de su paso por este mundo. Su nombre, así como el nombre de la organización que dirigió por algo más de diez años, la Fundación GAAT o Grupo de Acción & Apoyo a Personas Trans (GAAT), aparecen con frecuencia en distintos documentos –desde sentencias de la Corte e informes gubernamentales hasta artículos de prensa y reportes de organizacionales sociales– para dar testimonio de su compromiso y su lucha por los derechos de la población LGBTI.

Como un pequeño homenaje a su legado, uno que se suma a los que ya muchos le han hecho, quiero rememorar tres encuentros que he tenido con su activismo desde mi trabajo de investigación.

Mi primer encuentro con su activismo ocurrió mientras revisaba algunas de las sentencias que han sido promulgadas por la Corte Constitucional colombiana sobre los derechos de la población LGBTI. En algunas de estas sentencias, la Fundación GAAT aparece como uno de los actores que han apoyado la movilización legal por los derechos LGBTI mediante la presentación de intervenciones escritas (o amicus curiae como también se le conoce a este mecanismo de participación judicial). GAAT, por ejemplo, junto con otras organizaciones del movimiento LGBTI, fue uno de los actores que apoyó las demandas que condujeron a la Corte a reconocer el derecho de las personas trans a definir su identidad de género de manera autónoma y a modificar sus documentos de identificación para que den cuenta del género/sexo con el que se identifican (sentencias T-063 y T-099 de 2015). Fue también en una de estas sentencias, la T-099 de 2015, que la Corte reconoció el derecho de las mujeres trans a estar exoneradas de la prestación del servicio militar y, adicionalmente, hizo un llamado al gobierno y al congreso para que promulgaran políticas orientadas a la protección integral de los derechos de la población trans –un llamado que, valga decir, ha quedado en su mayor parte desatendido. En 2019, GAAT también participó en la movilización legal que buscó eliminar la obligatoriedad del servicio militar para los hombres trans. En sus intervenciones, realizadas en compañía de otras organizaciones, GAAT planteó que los hombres trans deberían tener la posibilidad de prestar el servicio militar si así lo deseaban, pero, de no ser el caso, deberían estar exonerados de su prestación obligatoria debido a los riesgos que se exponen por sus “circunstancias especiales de indefensión y vulnerabilidad” (sentencia C-356 de 2019). En este caso de movilización, sin embargo, la Corte decidió no respaldar las demandas y se declaró inhibida (sentencias C-220 y C-356 de 2019).

Un segundo encuentro que tuve con su activismo ocurrió hace poco más de un año cuando, a través de las redes sociales, me enteré de la tutela que Laura había presentado en contra del Ministerio del Interior por no estar cumpliendo con la implementación de la Política Pública LGBTI nacional. Esta política había sido promulgada en mayo de 2018; pocas semanas antes de terminarse el gobierno de Juan Manuel Santos y luego de varios años de trabajo de formulación en el que estuvieron involucradas distintas organizaciones y activistas del movimiento LGBTI. El propósito de Laura y del GAAT era exigir la implementación de una política que había sido esperada por tanto tiempo. La jueza de Bogotá, encargada de la revisión de su tutela, falló el 1º de julio a favor de Laura y ordenó al gobierno, ahora en cabeza de Iván Duque, tomar las medidas necesarias para su cumplimiento.

Recuerdo que el fallo fue recibido con entusiasmo por distintos sectores. El GAAT promovió una movilización alrededor de la decisión judicial (una “twitteraton” con los hashtag #CumplaMinInterior y #PoliticaPublicaLGBTI) y numerosas personas, medios de comunicación y organizaciones se sumaron para apoyar la demanda. Pero más allá del entusiasmo inicial, creo que el fallo también fue recibido con cierto escepticismo frente a sus posibilidades reales. En un conversatorio, organizado por la organización Sentiido en el que Laura participó para debatir sobre el fallo y la Política Pública, ella misma afirmaba que sin la movilización y el trabajo de incidencia persistentes el gobierno no haría mucho por garantizar la implementación de la política. En esta ocasión, como en muchas otras, Laura haría un llamado a la unión y a continuar con la lucha por llevar a la práctica los derechos conquistados. En sus palabras, “Es de verdad que toca moverse, yo creo que aquí hay que unirnos y trabajar conjuntamente y exigir… mi invitación es a no cansarnos, no cansarnos porque si nosotras nos cansamos nos exterminan y nos siguen matando y nos siguen dañando y seguimos perdiendo. Entonces, no perder la fuerza… seguir y seguir insistiendo”.

Al día de hoy es difícil saber qué tanto ha avanzado el gobierno en la implementación de la política pública luego de aquel fallo del 1º de julio. Sin embargo, sí sé que, en los días posteriores al fallo, y tal vez para ser fiel a su propia invitación a tejer puentes y “seguir y seguir insistiendo”, Laura y el GAAT comenzaron a organizar encuentros con activistas y organizaciones de distintas regiones del país para conversar sobre el futuro de la Política pública LGBTI.

Mi tercer encuentro con Laura no lo puedo ubicar en un momento específico, pero se trata de un encuentro, o más bien de múltiples encuentros, que me hablan de lo que fue su trabajo por hacer realidad los derechos conquistados. Desde el GAAT, y como a veces se dice en el campo del derecho, Laura se tomó en serio los derechos y puso en marcha distintas iniciativas para que los avances legales, los de las personas trans en especial, no se quedaran en el papel. Recuerdo especialmente dos de esas iniciativas: Transidentifiquémonos y el Protocolo de Voto Trans. Con Transidentifiquémonos, el GAAT (2021) se propuso implementar el Decreto 1227 de 2015 y las dos sentencias de la Corte Constitucional que en 2015 reconocieron el derecho de las personas trans a modificar el “sexo” registrado en sus documentos de identificación. Junto con otras organizaciones, el GAAT lideró campañas de “cedulación” para asesorar y acompañar a las personas trans que aún no habían hecho el trámite necesario para corregir sus documentos de identidad. La campaña no se desarrolló únicamente en Bogotá, la ciudad donde se encuentra el GAAT, sino también en otras tres ciudades: Barranquilla, Cali y Medellín. Un artículo de El País de Cali, del 30 de septiembre de 2018, señalaba que desde la promulgación del Decreto en 2015 hasta la fecha, más de mil personas en todo el país habían realizado el cambio de “sexo” en sus documentos de identidad. Por medio de Transidentifiquémonos, la apuesta del GAAT y sus aliados era lograr que al menos otras 300 personas trans pudieran realizar este cambio, que, como lo señalaban en su campaña, resultaba tan crucial para acceder a una “ciudadanía digna”.


Fuente: Fundación GAAT, perfil de Facebook, 15 de septiembre de 2020. (https://www.facebook.com/FundacionGAAT/posts/1996586440477621)

La segunda iniciativa –el Protocolo de Voto Trans– vio la luz un par de meses antes de su fallecimiento. En este caso, el objetivo consistió en la construcción de un protocolo para garantizar el derecho al voto de las personas trans “en igualdad de condiciones y libre de discriminación” (MOE, GAAT y Caribe Afirmativo, 2020). El GAAT trabajó junto con Caribe Afirmativo y la Misión de Observación Electoral (MOE) en la construcción de este protocolo, el cual finalmente fue aprobado por el Consejo Nacional Electoral el día 13 de noviembre del 2020. El protocolo, entre otras acciones, establece que las autoridades y jurados de votación no pueden impedir el derecho al voto de las personas trans en aquellos casos que se encuentre falta de concordancia entre la expresión de género de una persona y la información registrada en su documento de identidad; promueve la realización de actividades de capacitación y sensibilización dirigidas a los jurados de votación, delegados de la registraduría y demás funcionarios responsables del proceso electoral; y propone la implementación de campañas de divulgación para invitar a las personas trans a participar en las elecciones mediante su inscripción o actualización de información en el censo electoral. La publicación del protocolo del voto trans sin duda es un logro significativo para el movimiento LGBTI, así como también, y como sus mismas organizaciones promotoras lo afirmaron, un importante “precedente en el proceso de pluralización de la democracia en el país” (MOE et al., 2020, p. 8).

Mucho más podría decirse sobre el legado de Laura Weinstein. En mi caso, sin embargo, han sido estos tres encuentros con su activismo a los que me ha llevado mi trabajo como investigadora. Para mí, Laura fue una persona que creyó en el poder de las luchas legales, en el trabajo conjunto no solo con otras organizaciones pares sino también con el mismo Estado, y en la necesidad de seguir y seguir insistiendo hasta que los derechos sean una realidad. Me quedo por ahora con estas tres lecciones y espero que en el futuro muchos otros se encarguen de mantener viva su memoria. 

Aunque dije antes que no tuve la suerte de conocer a Laura, creo que terminé conociéndola un poco después de todo a través de las huellas y rastros que fue dejando a lo largo de su vida. Quizás por esta razón –esta cierta cercanía–, su partida me conmovió también a mí profundamente y, al igual que muchos otros, yo también sentí que no solo el movimiento LGBTI sino también la causa más amplia de los derechos humanos había perdido a una de sus más grandes abanderadas.

 

Referencias

 

Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-063 del 13 de febrero de 2015. Magistrada ponente: María Victoria Calle Correa.

Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-099 del 10 de marzo de 2015. Magistrada ponente: Gloria Stella Ortiz Delgado.

Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-220 del 22 de mayo de 2019. Magistrado ponente: Alejandro Linares Cantillo.

Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-356 del 6 de agosto de 2019. Magistrada ponente: Diana Fajardo Rivera.

Fundación Grupo de Acción y Apoyo a Personas Trans (GAAT). (2021). Trans identifiquémonos. Informe sobre barreras socioculturales e institucionales de personas Trans en Bogotá, Medellín y Barranquilla: el derecho a la identidad como base fundamental de acceso a los derechos de las personas Trans en Colombia.

Misión de Observación Electoral, Grupo de Acción y Apoyo a Personas Trans y Corporación Caribe Afirmativo (2020). Protocolo para promover medidas que garanticen el derecho al voto de las personas trans (transgénero, transexuales y travestis) en igualdad de condiciones y libre de discriminación. Resolución No. 3480 de 2020 Consejo Nacional Electoral – CNE. Ideas claves para su comprensión.

Parada Lugo, V., Ruiz León, L. y Hoyos Gómez, J. C. (Septiembre 30, 2018). Las historias detrás de quienes cambian de sexo y de nombre en la cédula. El País.com.co.

Presidencia de la República de Colombia. (Junio 4, 2015). Decreto 1227 de 2015. Por el cual se adiciona una sección al Decreto número 1069 de 2015, Único Reglamentario del Sector Justicia y del Derecho, relacionada con el trámite para corregir el componente sexo en el Registro del Estado Civil. DO. 49.532.

Presidencia de la República de Colombia. (Mayo 7, 2018). Decreto 762 de 2018. Por el cual se adiciona un capítulo al Título 4 a la Parte 4, del Libro 2, del Decreto 1066 de 2015, Único Reglamentario del Sector Interior, para adoptar la Política Pública para la garantía del ejercicio efectivo de los derechos de las personas que hacen parte de los sectores sociales LGBTI y de personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas. DO. 50586.

Sentiido. (2020, 9 de julio). La Política Pública LGBT, ¿una promesa incumplida? [video] YouTube. https://youtu.be/pVC7KTLfBS8.

 

 

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