María del Pilar Rodríguez: tejiendo diversidad identitaria
En el rol de turista nacional, las artesanías elaboradas por las distintas comunidades indígenas colombianas llaman la atención por su belleza y por su carácter “exótico”. Este último adjetivo, según la RAE, se define como “Extranjero o procedente de un país o lugar lejanos y percibidos como muy distintos del propio.” Precisamente esta percepción impide ver que estas artesanías en lugar de ser ajenas a nuestra cultura la enriquecen al aportar una cosmovisión diferente del mundo. La labor de María del Pilar Rodríguez se ha enfocado en demostrar lo anterior, en ser un puente entre las diferentes visiones de vida y en promover la inclusión y la aceptación de la diversidad a través del arte. María del Pilar es especialista en Organizaciones, Responsabilidad Social y Desarrollo y magíster en Estudios Interdisciplinario sobre Desarrollo del Cider, además, es maestra en Arte, también de la Universidad de los Andes.
Uno de sus primeros empleos y el que, resalta, le cambió la vida, fue en el Grupo de Emprendimiento Cultural del Ministerio de Cultura. Después de pasar algunas hojas de vida, en el 2012, María del Pilar fue contactada por este ministerio para liderar un proyecto con mujeres afrocolombianas artesanas en Guapi, municipio del departamento del Cauca. Ella, confiesa, no tenía ni la menor idea en dónde se ubicaba el municipio y cuando se enteró, se rehusó a aceptar el trabajo teniendo en mente que aquella era una zona fuertemente azotada por el conflicto armado. No obstante, cedió ante la insistencia “ese trabajo me dio la oportunidad de conocer lo que realmente es Colombia, de ver una cantidad de dificultades y decirme que tenía que aportar un granito de arena para cambiar mi país. Es lo que me llevó a ser lo que soy hoy. Siempre que miro atrás pienso en aquello que dice Chimamanda Ngozi «cuando rechazamos la historia única, cuando nos damos cuenta de que nunca hay una sola historia sobre ningún lugar, recuperamos una suerte de paraíso» Y mi paraíso fue Guapi”. Las mujeres de Guapi estaban realmente preocupadas porque las tortugas marinas debían pasar por el río que atraviesa su municipio y se veían afectadas porque consumían el plástico que contaminaba el río. Esta preocupación las llevó a reciclar el plástico, hacer artesanías con este para luego venderlas. La labor de María del Pilar era capacitarlas en temas de emprendimiento y diseño para optimizar la labor de las artesanas. A partir de este proyecto y pensando en que muchas de las circunstancias de las mujeres de Guapi se replicaban en otras zonas del país, nació el proyecto Mujeres Tejedoras de Vida, que también fue liderado por María. Durante este paso por el Ministerio de Cultura, realizó la especialización en el Cider “durante mi especialización, Carlos Zorro dijo algo que me dejó marcada de por vida «La responsabilidad social no es algo que se hace, sino que uno es o no es socialmente responsable»”
Después de estar un tiempo en el Ministerio, en donde se acercó especialmente a comunidades afrocolombianas, María del Pilar empezó a trabajar en Artesanías de Colombia, allí tuvo la oportunidad de interactuar principalmente con comunidades indígenas “hice muchas y muchos amigos indígenas. Ese es un tesoro que tengo en mi vida.” Actualmente trabaja en el Ministerio de Cultura como asesora de la Dirección de Artes en el Área de Artes Visuales y es colaboradora externa en la Organización Internacional del Trabajo en temas de gestión y emprendimiento para un proceso de formación dirigido a víctimas del conflicto armado en municipios PDET.
En 2017, como parte de ese granito de arena en busca de la transformación, María fundó Awana Taller. Awana significa “telar” en quéchua. Este taller no hace referencia a un lugar físico, sino a un lugar en el cual se teje los sueños de 40 familias indígenas, que fueron azotadas por el conflicto armado, de diferentes partes del país que elaboran y venden sus artesanías, pero especialmente, que transmiten el simbolismo que hay detrás de cada una de ellas y la importancia que tienen dentro de su cultura. Por esta razón, cada artesanía viene acompañada de una envoltura que contiene el nombre de la o el artesano que la fabricó, la técnica utilizada y un código QR que conduce a la página web del taller en la que se explica los significados de los diferentes elementos. María del Pilar reconoce que parte de la filosofía adoptada para este taller proviene del cambio de visión consecuencia de su paso por el Cider. Recuerda que Diana Gómez, directora de su trabajo de grado de maestría titulado Mujeres i'ku: tejiendo otras formas de permanencia, la invitó a dejar de analizar y de imponer a las comunidades indígenas las formas convencionales de desarrollo, pues estaba enfocada en el desarrollo humano, para reconocer formas alternativas como el postdesarrollo “entendí que para estas comunidades el desarrollo no existe, sino que ellos hablan particularmente de la noción de permanencia.” Por eso, en Awana Taller se habla de permanencia, buen vivir y bienestar. En el buen vivir no existe la noción de carencia ligada a bienes materiales. Asimismo, la permanencia y el bienestar, para las comunidades indígenas, está dada por los saberes ancestrales y la construcción de valores personales.
La labor con Awana Taller no resulta fácil para esta artista, puesto que en varias ocasiones debe lidiar con el mercado y con los conceptos tradicionales de desarrollo. Por ejemplo, recuerda que alguna vez recibió un pedido de 100 mochilas para el día siguiente. Ella le recordó a la persona que realizó la solicitud que las mochilas eran tejidas a mano y que, trabajando tiempo completo, cada una tardaba un mes en estar lista. Entonces reflexionó por la inmediatez del mundo en el que vivimos. Como puente entre los dos mundos, en ocasiones debe recurrir a hablar de “desarrollo” para que las personas que no hacen parte de las comunidades indígenas comprendan el concepto de permanencia “Con todo esto quiero que comprendamos que Colombia es un país pluricultural, que hay diferentes formas de pensar, hay diferentes formas de desarrollo que muchas veces no son ni parecidas a lo que la mayoría de personas entienden por el desarrollo.”
Gracias a su labor en Awana Taller, María del Pilar recibió una beca de Acumen para recibir formación en temas de liderazgo. Acumen es una organización que invierte en diferentes partes del mundo en programas de educación para personas que transforman el mundo y que aportan a la disminución de la pobreza.
María del Pilar Rodríguez comenta que siempre termina una conversación con aquella oración que pronunció en su discurso de grado de su especialización en el Cider “Las historias que valen la pena contar son aquellas que han tenido como prioridad el beneficio de los demás.”
En este enlace se puede consultar el blog de María del Pilar.