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La experiencia personal: un espacio desde el cual generar cambios

Juanita Ardila Hidalgo es abogada graduada de la Universidad del Rosario, cuenta con una especialización en Estado, Políticas públicas y Desarrollo, y es egresada de la Maestría en Estudios Interdisciplinarios sobre Desarrollo del Cider. Después de terminar su pregrado, decidió enfocar su carrera en políticas públicas y sociales, y no en litigio, como es común entre abogados iniciar su trayectoria profesional.

Al llegar al Cider, Juanita empezó a familiarizarse más con los temas de investigación social que tanta curiosidad le causaban, y que no había podido explorar antes por el enfoque que tenía su universidad. Fue de esta manera que, poco a poco, orientó su carrera hacia los estudios de género y feminismo. “Al menos en la parte académica”, aclara, “porque en ese momento yo ya estaba trabajando, y estaba trabajando en el campo de Construcción de Paz y Posconflicto”. Sin embargo, cuando se le pregunta al respecto, reconoce que este interés se origina desde mucho antes, con su familia: “Lo que pasa es que en mi casa somos solo mujeres”, explica. Esto, sumado al hecho de que la figura de su madre, una mujer que, desde su punto de vista, es un “gran ejemplo de feminismo” y una gran influencia, le brindaron una perspectiva sobre lo que son los derechos de las mujeres y cómo defenderlos: “Estoy segura de que ese interés viene de mi experiencia personal, de ver que todas éramos mujeres, [de percibir la forma en la que ella (su mamá) representó una figura de autoridad en el ámbito privado, y de ver cómo eso se traducía ahora en un contexto más amplio, como el público].”

El aprendizaje que iba adquiriendo progresivamente en la maestría también fue fundamental para su desarrollo en el campo profesional. En el 2016, cuando aún no se había firmado el Acuerdo de paz, Juanita se ocupaba del proceso de reintegración de excombatientes con la negociación que se había hecho inicialmente con las AUC. En medio de su labor, pudo identificar que muchos de los temas que había visto en la universidad debían tenerse en cuenta e integrarse en el proceso, que eran necesarios si se quería avanzar en esta materia. No obstante, uno de los logros de los que más se siente orgullosa frente a este respecto es cuando, ya acabada la maestría, decidió promover, junto a su equipo de trabajo, la creación de un grupo de género en la agencia en la que trabajaba.

“Es que no fue fácil...  Al principio no nos creían, hubo muchísima oposición y era muy chistoso porque casi que nos tocaba hacer reuniones clandestinas, pues les parecía que estábamos cambiando la estructura organizacional de la entidad.”, menciona. A pesar de esto, la convicción de que era necesario incorporar una perspectiva que fuera mucho más contundente en temas de género dentro de la ruta de atención que ofrecían a las y los excombatientes, y frente a la realidad de la organización, una entidad pública en la que podía notarse que, a medida que se iba subiendo en la jerarquía de los cargos, la proporción entre mujeres y hombres era desigual, fue lo que permitió que tanto Juanita como sus compañeros y compañeras se empeñaran en producir un cambio: “Nos decían que lo que buscaban con la ruta de reintegración era hacer un proceso equitativo de retorno a la vida civil, y que no valía la pena hacer un trato diferencial entre mujeres y hombres, porque implicaba hacer una especie de «discriminación» [...] De hecho, mucho de lo que yo vi en la universidad sirvió para argumentar por qué las necesidades de las mujeres, y particularmente de esas mujeres que eran especialmente vulnerables, eran distintas, y por qué la ruta, en muchos casos, no estaba siendo efectiva en la misma medida para hombres y mujeres”.

Asimismo, haber podido trabajar en el Ministerio de Agricultura, en la división de la Mujer Rural, representó para Juanita un sueño hecho realidad. Durante su paso por la Dirección de la Mujer Rural en el Ministerio, trabajó en distintos proyectos, muchos de ellos enfocados en la región del Pacífico, en los que buscaron promover la creación de organizaciones para las mujeres rurales en uno de los municipios que habían sido más afectados por el conflicto. “Eso para mí era como un sueño, porque cuando estaba haciendo toda la investigación de mujeres rurales, estaban en ese proceso de creación de la Dirección de la Mujer Rural dentro del Ministerio, y yo siempre pensaba que sería excelente poder trabajar allí, pues sentía que tenía el conocimiento de diferentes casos de mujeres campesinas”, afirma.

La investigación a la que se refiere Juanita es la de tesis de grado. Esta, como confiesa, “también proviene de mis experiencias personales”. El planteamiento de su tesis surgió de una observación cuidadosa de las mujeres que trabajaban en la finca que tiene su papá, en Sotaquirá, Boyacá: “yo, desde hace varios años atrás, veía cómo las mujeres trabajaban en la recolección de frutas. Como eran muy cercanas a mí y mi familia, y como entre las responsabilidades que tenían se incluía la crianza de niños desde muy jóvenes, era una cosa que muchas veces se veía: llevaban a sus hijos también a recoger las frutas. Eso a mí me sorprendió y me pareció muy interesante, en específico, ver cómo habían cambiado las relaciones de género y poder entre generaciones, porque yo, antes de iniciar la investigación había tenido la oportunidad de conversar con algunas de ellas, y hablaban mucho sobre la forma en que las nuevas generaciones de mujeres estaban ganándose su propio salario, y cómo eso les daba mayor independencia”. En ese sentido, explica, “lo que yo hice fue establecer un espacio en el que se pudieran entablar ese diálogo intergeneracional”. De este modo, pudo evidenciar que, por ejemplo, las nuevas generaciones tenían una definición de sí mismas, y cómo sus aspiraciones estaban más enfocadas en el ámbito de lo profesional, del deseo de trabajar y tener una autonomía económica mayor. Igualmente, evidenció cómo eso generaba muchos conflictos dentro de la comunidad y dentro de las familias pues, como es sabido, estos cambios no se producen sin generar ningún impacto: “romper las tradiciones o ir en contra de los valores tradicionales, siempre genera choques y cuestionamientos por parte de las comunidades”.

Aunque hace varios años que Juanita no lee su proyecto de grado, le entusiasma la idea de volver a hacerlo para saber si podría ampliar su investigación con los conocimientos adquiridos desde entonces. De igual manera, sus ganas de seguir trabajando en temas de género siguen intactas. Esto fue lo que la motivó a ampliar sus estudios con una Maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Oxford, en Reino Unido, en el 2020: “Quiero seguir trabajando en temas de política social. Parte de las razones por las que estudié la Maestría en Estudios Latinoamericanos es porque quiero conocer un poco más de este contexto en otros países de Latinoamérica, pero siempre enfocado en temas de género: mujeres y grupos sociales como la comunidad lgbti+, entre otros.” Asimismo, explica que, en el caso de Colombia, le gustaría seguir trabajando en temas de posconflicto, pues considera que es necesario prestarle especial atención a la implementación de los acuerdos, ya que es una prioridad.

Dentro de los proyectos más recientes que Juanita se encuentra el trabajo que realiza desde junio como asistente de investigación de una profesional que se interesa en estudiar la resiliencia y la capacidad de adaptación de los movimientos sociales de mujeres indígenas en el Cauca: “Lo que hago actualmente es ayudarle a recoger información y participar en las entrevistas, para lo cual, por supuesto, toda la experiencia que tengo del trabajo que había hecho cuatro años atrás, con mi tesis, fue supremamente útil”.

Finalmente, entre las cosas que más agradece Juanita de todo su proceso -tanto académico como laboral- se encuentra el hecho de haber podido estudiar y trabajar con personas que tenían perfiles profesionales tan diversos e, igualmente, la oportunidad de haber estado expuesta a diferentes contextos y realidades sociales, pues no solo le han ayudado a tener una visión más amplia e “integral” sobre las cuestiones que le interesan, sino que la han llevado a cuestionarse sus conocimientos y perspectivas de las cosas que ya daba por ciertas; “esto ha sido profundamente enriquecedor para mí a nivel profesional y personal”, concluye.