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Foro De la transición energética a las transformaciones socio-ecológicas

La transición energética es solo una de las dimensiones de la transformación socio-ecológica que se ha puesto en marcha desde una multiplicidad de interpretaciones, escalas y territorios, y en respuesta a la crisis civilizatoria que marca el Antropoceno. La forma en que los países del primer mundo han imaginado la transición energética ha sido principalmente con la sustitución de fuentes de energía de alta generación de gases de efecto invernadero – GEI (por ejemplo, la electricidad generada a partir de carbón) por energías renovables (solar, eólica, geotérmica y/o undimotriz), modelo que los gobiernos del Sur global adaptan para proponer una ampliación de las fuentes de energía añadiendo energías renovables a su matriz energética. Los combustibles fósiles para el transporte también están siendo reemplazados de forma creciente por la llamada “champaña de la transición energética”, como se le conoce al hidrógeno verde, por el elevado costo de producción asociado a la generación de energía “limpia” para el proceso de electrólisis del que se extrae.

Colombia está empezando una nueva etapa al tener el primer gobierno popular de su historia. El nuevo gobierno, enfrentado a un modelo económico extractivista, ha propuesto iniciar una verdadera transformación socio-ecológica para proteger el agua, la biodiversidad y los grupos humanos más vulnerados por siglos de exclusión y violencia. En las regiones se están repensando colectivamente los modelos económicos para transitar hacia economías no dependientes de los combustibles fósiles y que permitan reparar los daños ambientales a los territorios y sanar el tejido social. Los países de la región latinoamericana acompañan con gran expectativa los cambios que se vislumbran y los países del norte global, desde su posición de mayores responsables del cambio climático y donde se concentra el poder tecnológico y financiero, se preguntan por el papel que deberán jugar en este diseño colectivo del futuro.

La crisis civilizatoria no se soluciona con una transición energética. La crisis es de tal envergadura que la transición solo puede ser radical y abarcar a todo el planeta. Todos los días las condiciones ambientales del planeta son peores. Y la incertidumbre y el riesgo que implica la catástrofe que se avecina hace que muchos no quieran ver, ni hacer ni cambiar nada. Este es el gran riesgo de la transición energética y que ha hecho que haya tanta resistencia a los cambios. La transición implica que todos tendremos que cambiar nuestro comportamiento y nuestra forma de ser y habitar el territorio que llamamos propio. La transición debe incorporar todas sus dimensiones: energética, alimentaria, urbana y cultural.

Este foro es una invitación a pensar la transición energética como uno de los mayores retos que presenta la crisis civilizatoria actual, pero al mismo tiempo la que ofrece mayores posibilidades de imaginar otros futuros posibles, más allá de la diversificación o ampliación de la matriz energética. La energía es un componente de todas las actividades humanas, que pueden ser repensadas bajo lógicas transformadoras de las relaciones sociedad-naturaleza y de las relaciones Norte-Sur globales.

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