Cuestiones emergentes y aprendizajes derivados del coloquio
De las presentaciones y discusiones surgen, además de aportes directamente relacionados con las temáticas de los paneles, algunas cuestiones emergentes, no necesariamente inéditas pero que fueron surgiendo o resurgiendo en el transcurso de las presentaciones, discusiones y cavilaciones durante este coloquio. Entre ellas cabe mencionar, desde la perspectiva de quien escribe:
la importancia de integrar el análisis y transformación de los sistemas agroalimentarios latinoamericanos, y en particular los sistemas de agricultura familiar basados en territorios rurales específicos y cadenas de agregación local de valor, en los sistemas regionales y rural-urbanos mayores de los cuales forman parte, incluyendo los sistemas alimentarios metropolitanos y los de ciudades intermedias en regiones o subregiones funcionales con fuertes imbricaciones, flujos e intercambios de energía e información, bienes y servicios, así como desplazamientos laborales frecuentes y sinergias actuales o potenciales entre territorios rurales, urbanos y rural-urbanos;
la aplicabilidad del enfoque territorial sistémico y multi-escalar tanto a lo rural como a lo urbano, y a regiones metropolitanas, regiones o subregiones funcionales rural-urbanas con ciudades intermedias, o territorios rurales con vínculos de diversa índole e intensidad con lugares urbanos a su interior o externos a ellos, y su complementariedad con abordajes territoriales de sistemas de producción agropecuaria, con pesos variables de distintos tipos de agricultura familiar y con diversas modalidades de acopio, procesamiento, transporte y distribución de productos del campo en ciudades próximas o lejanas, con múltiples esquemas de intermediación y canales de comercialización, que de una u otra forma ponen en comunicación a consumidores urbanos con quienes producen sus alimentos en lugares rurales o rural-urbanos;
la perspectiva sistémica y una comprensión integral de los sistemas agroalimentarios como un elemento conceptual y metodológico diferenciador respecto de abordajes meramente sectoriales agropecuarios, que identifican las contribuciones de la agricultura a la alimentación pero no las inequidades a lo largo de las cadenas de agregación de valor ni la complejidad de las relaciones entre quienes participan en ellas;
las interdependencias sistémicas entre lo rural y lo urbano, expresadas en intercambios de bienes y servicios, con lo rural como productor neto de alimentos y de servicios ambientales, mientras que las ciudades consumen más alimentos de los que producen y sus impactos ambientales netos son negativos;
las inequidades en las cadenas agroalimentarias y la relación inversa entre agregación de valor y participación en éste, como factor de encarecimiento de los alimentos de origen rural para quienes los consumen y de empobrecimiento para los agricultores y agricultoras familiares que producen buena parte de ellos;
los programas de compras institucionales de alimentos producidos en el campo, sobre todo por sistemas territoriales de agricultura familiar, para proveer de ellos a centros educativos o para asistencia alimentaria, como elemento favorable al mejoramiento de la equidad en las sociedades respectivas y en sus sistemas agroalimentarios;
las relaciones de diversa índole entre seguridad alimentaria y salud de la población urbana y rural, a través del acceso efectivo a alimentos nutritivos e inocuos;
la importancia de los sistemas agroalimentarios para asegurar la disponibilidad y provisión de alimentos de origen rural en cada país durante coyunturas adversas que interrumpen el funcionamiento cabal de cadenas de suministro internacionales;
la soberanía alimentaria como afirmación del derecho y obligación de cada país de establecer sus propias políticas referentes al agro, la agricultura y la seguridad alimentaria de su población;
la relevancia de sistemas agroalimentarios sustentables en términos ambientales, económicos y sociales para la sustentabilidad integral del desarrollo tanto rural como urbano;
la convergencia tendencial entre estudios, procesos de planificación, estrategias e iniciativas de desarrollo en lugares o territorios urbanos, en general, y de manera particular en centros metropolitanos y ciudades intermedias, y los de lugares o territorios rurales o rural-urbanos, en toda su diversidad y pluralidad de escalas, con sus variadas modalidades de interacción con lo urbano;
la particular complementariedad e imbricación de los abordajes de sistemas agrarios regionales, con sus respectivos subsistemas de producción, cultivo y cría,9 así como sistemas-territorio rurales, por una parte, y por otra parte los de sistemas urbano-metropolitanos, con sus múltiples subsistemas, incluyendo los subsistemas territoriales rural-urbanos;
el campo de conocimiento emergente, actualmente interdisciplinario y potencialmente transdisciplinario, de los estudios territoriales en sentido amplio, abarcando múltiples escalas y ámbitos tanto rurales como urbanos o rural-urbanos, y su función como contexto explicativo mayor de las trayectorias y características de los sistemas agroalimentarios que enlazan campo y ciudad;
la pluralidad, diversidad y riqueza de experiencias latinoamericanas de gestión social y acompañamiento técnico a procesos e iniciativas de desarrollo en territorios en los cuales tiene peso relevante algún tipo de agricultura familiar productora de alimentos para consumo local, regional, nacional o ultramarino, con mayor o menor agregación local de valor y con cadenas cortas o largas, con múltiples eslabones y actores privados, sociales e institucionales, enmarcados en sistemas agroalimentarios de diversa índole;
la renovada actualidad de las discusiones y planteamientos propositivos de organizaciones de la sociedad civil, en diálogo con la academia, el sector público y la cooperación internacional, en torno a las cuestiones, diferenciadas a la vez que entrelazadas, de la seguridad y soberanía alimentarias.
Entre los aprendizajes derivados de la organización, realización y seguimiento inicial a este evento internacional e intersectorial, cabe mencionar:
Aprendizajes sustantivos
La pertinencia de integrar tres facetas distintas y claramente diferenciadas pero también complementarias e interconectadas de una problemática mayor en América Latina, explorando las interrelaciones entre i) sistemas agroalimentarios, con atención particular a sistemas de producción agropecuaria familiar territorialmente localizados, procesos de agregación de valor y cadenas con mayor o menor intermediación entre productor@s y consumidor@s; ii) vínculos históricos y actuales entre centros urbanos, zonas rurales y espacios socioeconómicos rural-urbanos en países o regiones, y iii) dinámicas, procesos o proyectos de desarrollo territorial a múltiples escalas, con mecanismos de gobernanza o de concertación entre Estado y sociedad civil, coordinación interinstitucional, y articulación inter-escalar, con mayor o menor eficacia e inclusividad;
la gran relevancia actual de la temática general del coloquio y de problemáticas relacionadas con ella en América Latina, como factor explicativo clave de la viabilidad de su organización en un lapso relativamente corto, y del claro interés y disposición a participar tanto de las personas expositoras y otras invitadas a participar en las discusiones, como de las trescientas personas registradas en la plataforma interactiva en respuesta a la divulgación previa mediante redes formales e informales y organizaciones e instituciones;
el denominador común de la perspectiva sistémica en el abordaje de la producción, elaboración, transporte, distribución y consumo de alimentos de origen agrícola, pecuario, pesquero o acuícola; de los vínculos rural-urbanos en territorios funcionales o regiones metropolitanas, y del desarrollo multi- e inter-escalar;
Aprendizajes relacionales
Las relaciones sinérgicas generadas por la convergencia de perspectivas académicas, de organizaciones de sociedad civil y de entidades públicas relacionadas con las problemáticas en discusión, que enriquecieron considerablemente nuestra comprensión de cuestiones relevantes al mirarlas desde varios ángulos y contrastar la mirada propia con las de otros y otras;
la función crucial de las redes interpersonales, que permiten aunar voluntades individuales o grupales, institucionales u organizacionales y posibilitaron este espacio de encuentro presencial o virtual, a la vez que las redes interpersonales de cada cual se ampliaron en mayor o menor grado, y fue posible retomar, afianzar o profundizar relaciones anteriores, limitadas en términos de interacciones directas durante la crisis sanitaria mundial;
la importancia especial del seguimiento posterior a eventos como el coloquio, en términos de comunicación, realimentación y oportunidades de relacionamiento en red, por las limitaciones inherentes a las interacciones virtuales en cuanto a la calidad de las interacciones, como experiencia social y de construcción de conocimientos o comprensiones profundizadas de cuestiones de interés común;
los claros beneficios de una recuperación al menos parcial de las interacciones presenciales, con ventajas socio-relacionales y en términos de interaprendizajes, con implicaciones en cuanto a los plazos y procedimientos de convocatoria a futuros coloquios u otros eventos y a la gestión de recursos a fin de viabilizar el desplazamiento y participación del conjunto de panelistas y ponentes, aun cuando se mantenga una modalidad híbrida para ampliar los alcances y proyección del encuentro.
Aprendizajes organizativos
La dinámica propia de una propuesta inicial de intercambio académico informal entre personas investigadoras del Cider de la Universidad de los Andes en Colombia y pares costarricenses, que evolucionó rápidamente hacia un encuentro internacional con participación de la academia, sector público, organizaciones sociales y agencias de cooperación, evidenciando la importancia de la apertura y flexibilidad para replantear y redimensionar los alcances y la modalidad organizativa de una actividad como el coloquio;
la capacidad potenciadora de la movilización de redes con diversos grados de formalización y de voluntades individuales, grupales e institucionales u organizacionales para generar un espacio de intercambio y construcción de comprensiones compartidas o complementariedades interpretativas;
algunas limitaciones, por los plazos cortos y ritmos acelerados, en el grado de elaboración previa y acopio de resúmenes o presentaciones, y la imposibilidad efectiva, por la misma razón, de contar con textos completos previamente preparados, sometidos a revisión y posteriormente publicables;
ciertas dificultades de comunicación con algunas personas expositoras o comentaristas, en parte debidas a la premura, que afectaron su participación efectiva en el coloquio e impidieron contar con sus aportes a la discusión conceptual o comparada; nuestra corresponsabilidad en esto conlleva la necesidad y oportunidad de mantenernos en contacto con ellas y valorizar su contribución por otras vías o en otros momentos;
la utilidad de contar con un micrositio web específicamente diseñado por el Cider para el coloquio en su preparación, difusión previa y realización, que también podría valorizarse para su seguimiento, para alojar archivos digitales como videograbaciones o ponencias, y para su divulgación posterior;
la modalidad híbrida, presencial y virtual del evento, factible por el excelente apoyo técnico y equipamiento tecnológico del IICA, en conjunto con los enlaces a plataformas virtuales o canales y redes sociales de la Universidad de los Andes, de la Red PP-AL y de otras entidades o redes participante, lo cual dio fluidez a las exposiciones y discusiones, pese a la complejidad técnica de los eventos bimodales con participantes de varios países, que bajo otras circunstancias pueden conllevar considerables dificultades técnicas y de comunicación;
la utilidad -especialmente al no contar con ponencias escritas- de videograbaciones editadas por sesión y del acopio de presentaciones efectuadas durante el coloquio, para revisitar posteriormente los paneles, ver de nuevo las ponencias, escuchar las discusiones y extraer en forma pausada aportes medulares y cuestiones relevantes, más allá de las anotaciones hechas durante el evento;
la necesidad de uno o más espacios web preferiblemente institucionales en los cuales puedan alojarse de manera estable el registro audiovisual y las síntesis interpretativas o elaboraciones posteriores al coloquio.
A manera de reflexión final, cabe quizás hacer una referencia, al pasar como en el juego-ciencia, a la frase/título/interrogante del maestro latinoamericano de las metáforas del desarrollo territorial, Sergio Boisier (2003), cuando se/nos preguntaba si el desarrollo no será una “emergencia sistémica”, vale decir, una propiedad emergente de un sistema territorial complejo y con elevada sinergia entre los subsistemas que lo conforman y dinamizan. Y en una nota al pie, como si fuese una consideración menor, planteaba en 2003, cuando apenas despuntaba el enfoque territorial en América Latina: “En algún momento habrá que volver sobre la expresión “desarrollo territorial” para convalidarla, en la mejor tradición “perrouxiana”, como la manera correcta de conceptuar el desarrollo, que fue, es y será siempre un fenómeno territorial y no abstracto”. También nos recordaba entonces las palabras del gran economista y también historiador económico latinoamericano Celso Furtado (1982), quien consideraba que “el verdadero desarrollo es principalmente un proceso de activación y canalización de fuerzas sociales, de avance en la capacidad asociativa, de ejercicio de la iniciativa y de la inventiva. Por lo tanto, se trata de un proceso social y cultural, y sólo secundariamente económico. Se produce el desarrollo cuando en la sociedad se manifiesta una energía, capaz de canalizar, de forma convergente, fuerzas que estaban latentes o dispersas”.
Efectivamente, el enfoque territorial sistémico del desarrollo conlleva la movilización de fuerzas sociales y voluntades colectivas, iniciativas y recursos de cada sociedad para innovar y transformar las dinámicas tanto históricas como emergentes en sistemas-territorio a múltiples escalas, desde el ámbito local hasta el regional, a través de interacciones sinérgicas entre múltiples subsistemas, incluyendo los agroalimentarios. Los sistemas territoriales y los subsistemas que los conforman se encuentran inmersos, a su vez, en otros mayores, como las regiones funcionales rural-urbanas o las regiones metropolitanas, y también en sistemas nacionales o transfronterizos, internacionales o mundiales como los de producción, acopio, procesamiento, transporte y distribución de alimentos e insumos y equipos para su elaboración. Recientemente, estos macrosistemas han evidenciado su vulnerabilidad ante coyunturas sanitarias, económicas y geopolíticas adversas; han mostrado los límites de la mundialización y liberalización a ultranza, y han subrayado la necesidad efectiva e imperiosa de asegurar la seguridad alimentaria tanto rural como urbana, en todas sus facetas.