LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA DESDE EL PACTO ECOSOCIAL E INTERCULTURAL DEL SUR EN BOGOTÁ
Por:
- Daniela Ortega Ferro – 9no semestre de Diseño
- Mariana Durán Carreño – 3er semestre de Filosofía
- María Cecilia Roa García – Profesora asociada del Cider
El Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur surgió como una confluencia de personas de varios países de Abya Yala a principios del 2020, cuando iniciaba la pandemia del Covid-19 y se vislumbraba la oportunidad de reformatear hábitos sociales y relaciones económicas para recentrar la vida en el cuidado. A partir de ese momento su propósito ha sido construir colectivamente horizontes de futuro en respuesta a la amplia crisis que atraviesa el planeta y de la cual la pandemia fue una manifestación apremiante. El Pacto se apoya en grupos y movimientos sociales de toda la región y abre un diálogo necesario en la sociedad para cuestionar las narrativas hegemónicas en construcción alrededor de una transición energética basada en el consenso de la descarbonización. Lo que se propone es ampliar la mirada del Antropoceno a sus causas estructurales para desestabilizarlas y ofrecer un campo fértil para la creación y el diseño de alternativas reales. La reunión del Pacto, que empezó con un foro abierto al público el 16 de marzo, se realizó en Bogotá debido a que fueron las propuestas de Petro y Márquez, las que apuntaron inicialmente hacia una visión transformadora de las estructuras elementales del sistema global de la producción y consumo de energía, mucho más allá del simple reemplazo o ampliación de las fuentes de energía para incluir las renovables y del modelo extractivista de la transición energética.
El foro público que contó con la participación de representantes de Argentina (Maristela Svampa y Enrique Viale), Bolivia (Carmen Aliaga), Brasil (Breno Bringel), Colombia (Tatiana Roa y Moisés Barón), Ecuador (Alberto Acosta, Esperanza Martínez y Miriam Lang), Perú (Rocío Silva Santisteban y Diana Flores) y Venezuela (Liliana Buitrago y Edgardo Lander), inició con la visión de los panelistas sobre el momento actual en el continente para entender cómo las economías renuevan su dependencia del modelo extractivo a pesar de los profundos impactos sociales y ecológicos, y analizar las diversas posiciones y alianzas en la lucha por mantener o disrumpir dicho modelo. En Bolivia, por ejemplo, las posibilidades de discutir la transición son muy pocas por el potencial económico de los hidrocarburos sobre los cuales el Movimiento Al Socialismo – MAS, con su gran capacidad de distribuir recursos, logra mantener una agenda progresista y abiertamente extractivista. En Brasil se presenta una situación sui generis con Lula, pero sin lulismo; sin Bolsonaro, pero con bolsonarismo. Con Lula se está abriendo el camino a una política más sensata, enfocada en lo indígena (con la creación del ministerio indígena) y con centralidad en la Amazonía. Brasil está en el desafío de la reconstrucción, por tanto, no puede ser sinónimo de restauración, sino que debe sentar bases para nuevos horizontes de transición. En Colombia, el gobierno que empieza une al progresismo con la centroderecha, pero se han tensionado los poderes de tal modo que es posible que el gobierno actual no pueda generar las transformaciones que propuso. La agenda se ha basado en ofrecer participación a la ciudadanía, pero esa participación se debe materializar y generar las transformaciones que el país está necesitando. Además de la escalada de violencia, el país está inmerso en un contexto de expansión del mercado de las drogas. Existe la expectativa de unir lo obrero y popular, de modo que se avance la agenda planteada por el gobierno progresista. Perú es un país atravesado por varias crisis, entre ellas la inestabilidad política pues desde 2016 ha habido seis presidentes y un enfrentamiento entre diversos grupos de derecha. Esta crisis se ha acentuado con las secuelas de la pandemia, pues Perú fue el país del mundo con más muertes como proporción de la población. Hay un sector importante de la población que se está movilizando con agendas mixtas, y con una respuesta represiva por parte del Estado con 60 asesinados con arma de fuego, en una situación que puede calificarse como de dictadura. Por su parte, Venezuela sigue en una profunda crisis social, económica y cultural; el PIB hoy es 7 veces menos de lo que era en la era petrolera. Esto es producto de decisiones de estado, de grandes niveles de corrupción y de la militarización que legitima la apropiación de recursos. El colapso económico tiene que ver con las políticas de sanción económica que ha impuesto Estados Unidos y el fin de 100 años de bonanza petrolera. Esto se expresa en el desplazamiento y en la descomposición del tejido social y de la ética. Se ha generado una sensación de derrota y fracaso de la revolución bolivariana. Venezuela tenía cultura y sentido compartido socialdemócrata, ahora la cultura es corrupta. El resultado es la exclusión, la desigualdad y un vaciamiento de expectativas. El fracaso de la estrategia de Estados Unidos con Guaidó generó un proceso de fragmentación de las fuerzas opositoras. El objetivo del gobierno actual es únicamente mantener el poder, el discurso socialista es casi inexistente, ya no se trata de una política de ajuste sino una política de ajuste neoliberal. El Estado está brindando los recursos a empresas transnacionales para resucitar el sector petrolero. El escenario de la salida de Maduro se ve improbable. En el escenario social ha reaparecido la figura de movilización en protestas simultáneas por los salarios, lo que ofrece un atisbo de esperanza. En síntesis, el escenario político Latinoamericano no permite tener altas expectativas sobre posibilidades de profundas transformaciones ecosociales.
Los panelistas se refirieron también a la dimensión geopolítica de la transición energética, planteando que la transición energética no será justa sin abordar muchas otras formas de justicia, porque existen profundas rupturas entre todas las esferas de la vida. De manera concreta, en Argentina se vive bajo la premisa de que el litio va a salvar a Argentina, con el temor de que se convertirá en un fantasma que no se puede atrapar, pues los salares se convertirán en un nuevo lugar de sacrificio. La transición se convierte así en una excusa de expansión del extractivismo porque los países con los recursos naturales van a ser los campos de sacrificio de esa transición energética para el norte global, dado que nadie cuestiona su forma de consumo. O se plantea a una transición completa, o vamos a una corporativa, capitalista y un nuevo discurso para hacer negocios. En Colombia existe un acumulado de esfuerzos de que la transición sea un fenómeno intercultural con el cual se comprometió la campaña de Petro y Márquez. Hubo una narrativa muy bien elaborada por parte del presidente en torno a la transición, sobre la suspensión de exploración de nuevos yacimientos y otras propuestas. Sin embargo, hay una gran distancia entre el discurso institucional y el contexto que se plantea de forma oficial en los documentos. Por un lado, están los movimientos demandando y por el otro los acuerdos que se hacen.
Como propuesta, el Pacto plantea que la transición energética implica repensar la definición del desarrollo energético, desde la organización popular en relación con los territorios, sin caer en la idea de que las nuevas tecnologías son la salvación. Para todas las fuentes de energía es necesario responder preguntas como ¿cuáles energías? ¿para qué? ¿para quién? ¿con quién? ¿desde dónde? También plantea la necesidad de mantener presente que las transformaciones van andando desde abajo, en acciones que muchas veces no son visibles ni tenidas en cuenta por las organizaciones del Estado. Las mujeres son llamadas a estar en el centro de las propuestas, manteniendo un sano escepticismo de las propuestas estatales progresistas y teniendo en cuenta que los cambios serán dolorosos.
El Pacto prepara actualmente una actualización de su manifiesto como resultado de la reunión en Bogotá, que será próximamente publicada en redes sociales para que contribuya al debate social y político de las transiciones. Mientras tanto, les dejamos el enlace a su página web:
https://pactoecosocialdelsur.com/