Fortalecimiento de asociaciones pesqueras en Barranquilla y Buenaventura: el impacto de la investigación colaborativa y los bancos comunitarios
Por: Jennifer Munireh Cortés, investigadora de la Fundación Evaristo García
En el transcurso del último año, la colaboración entre el equipo del Proyecto “medios de vida anfibios[1]” y las asociaciones de pescadores de Barranquilla y Piangüeras de Buenaventura ha dado lugar a una transformación significativa en la dinámica económica y organizacional de estas comunidades. La creación de bancos comunitarios, una iniciativa que surgió en respuesta a las necesidades expresadas por los líderes comunitarios, ha resultado ser una herramienta clave para promover la autonomía y el bienestar económico de sus miembros.
Esta iniciativa, que no estaba contemplada originalmente en los objetivos del proyecto, nació del interés de los líderes comunitarios que participaron en el taller de liderazgo realizado en Villarrica - Cauca, en octubre de 2023. Unas semanas después, se organizó una capacitación en las dos ciudades portuarias, con la Doctora Elisa Parra Fox, quien ha dado origen a los bancos comunitarios desde hace más de 20 años en Colombia. Para el proyecto, el mes de marzo del presente año marcó un hito con la fundación del primer banco comunitario en Villa Chipi (Barranquilla). A partir de esta primera experiencia, la estrategia se expandió a otras localidades de la ciudad. Por ejemplo, se establecieron dos bancos comunitarios en el barrio Siape: Siape City, con 18 miembros, y La Abundancia, con 8 integrantes. Asimismo, en Candelaria, un pueblo cercano a esta ciudad, se creó el Banco Comunitario La Mano de Dios, también con 18 participantes.
En Buenaventura, la iniciativa tuvo un impacto igualmente positivo. Las Piangüeras de Buenaventura fundaron su propio banco comunitario, alcanzando un ahorro de un millón de pesos en tan solo un par de meses. Nimia, una de las integrantes del banco, destaca el compromiso y la organización del grupo: "Hasta ahora nadie ha pagado multa porque todas llegamos puntuales a la reunión. Tenemos ya una buena platica, las que han prestado ya pagaron. Nosotras nos sentimos bien con el ahorro y les damos muchas gracias porque nunca habíamos pensado en tener un ahorro comunitario entre nosotras, pero vamos bien”.
Las reuniones periódicas entre líderes comunitarios, miembros de las asociaciones y el equipo coordinador del proyecto de investigación han sido esenciales para desarrollar y poner en práctica formas de gestión que permiten el fortalecimiento económico sin depender de ayudas externas. Desde el inicio, se atendieron las necesidades económicas expresadas por las mujeres, quienes tenían una alta dependencia del sistema "gota a gota", con enormes costos económicos especialmente para mujeres cabeza de hogar. Ahora, los miembros del banco comunitario tienen la opción de solicitar préstamos a su propio banco, con un interés acordado entre todos, generando ganancias que se reparten equitativamente. Además, este proceso ha fortalecido los lazos de amistad y confianza, incentivando a las personas miembros a apoyar el éxito de los negocios de sus compañeras y compañeros para asegurar la devolución de los préstamos en el tiempo estipulado.
Los bancos comunitarios son una estrategia de economía popular que surgió en Nepal y fue adaptada y evaluada en Colombia por la doctora Elisa Fox, con mujeres víctimas del conflicto armado en el Chocó. Esta adaptación ha demostrado ser exitosa, transformando vidas pasando de pobreza extrema a bienestar, y fortaleciendo relaciones comunitarias. Hoy en día, existen alrededor de 70 bancos comunitarios en todo el país.
El Proyecto “Medios de vida basados en el agua, desarrollo urbano y cambio climático en dos ciudades portuarias de Colombia”, busca fortalecer a las comunidades de pescadores, pescadoras, recolectoras de piangua y platoneras en sus estrategias de adaptación y resiliencia frente a los cambios urbanos y reforzar los vínculos territoriales como base de la conservación ecosistémica. Su enfoque participativo y de co-creación, está permitiendo observar que la unión y la organización son herramientas poderosas para el bienestar y el fortalecimiento de las economías comunitarias. Como resultado, este esfuerzo colectivo ha fortalecido no solo las organizaciones de pescadores y piangüeras, sino que también dispone de un modelo de economía solidaria fácilmente replicable, que puede inspirar a otras comunidades en Colombia.
[1] Proyecto financiado por el programa holandés Alianzas para el Agua y el Desarrollo (transformaciones para futuros inclusivos y sostenibles del agua) del Instituto de Educación para el Agua (IHE) y ejecutado en una alianza entre la Fundación Evaristo García (FEG), La Fundación para la Aplicación y Enseñanza de la Ciencia (FUNDAEC), El Comité por la Defensa del Agua y la Vida (Buenaventura), la Asociación de Pescadores de Pescadores de Siape, la Universidad del Norte, y las facultades de Arquitectura y Diseño e Ingeniería y el Cider de la Universidad de los Andes