BUENAVENTURA: LA PARADOJA ENTRE LA RIQUEZA Y LA POBREZA

Esta historia comienza con un puerto localizado en una ciudad del Pacífico. Un puerto que el gobierno no quiere dejar en el olvido, pero parece que a la ciudad sí. Las riquezas de Buenaventura van más allá del puerto, es uno de los lugares más hermosos, diversos en términos culturales y biológicos de Latinoamérica que se enfrenta a un sinnúmero de desigualdades sociales, políticas y económicas que no permiten el bienestar soñado de sus habitantes. Buenaventura, como su nombre lo dice, es la buena venturanza de los que pasan por allí, pero no de los que la habitan. Un lugar que representa una de las mayores entradas económicas para el país al ser la principal puerta de entrada y salida de productos de exportación, así como la capital declarada de la Alianza Pacifico. Sin embargo, el índice de pobreza multidimensional que viven los bonaverences supera con creces los del departamento: Valle del Cauca. Sus problemas sociales están lejos de reflejar el poderío económico de su puerto y los políticos locales de turno sí que la han dejado en el olvido ¿Qué sucede entonces con eso que llaman desarrollo en Buenaventura?.

En el siguiente audio, Tatiana Duque periodista de la Silla Pacifíco nos da una introducción de lo que significa Buenaventura, para ella y muchos otros teóricos y teóricas que estudian el modelos de desarrollo que se da en el Pacífico.

Tatiana Duque- Periodista

Índice de Pobreza Multidimensional Valle del Cauca. Fuente Andrés Medina a partir de datos del censo DANE (2005)

Lo que sucede allí es uno de los casos más extraños y atípicos de Colombia, es una paradoja entre desarrollo, infraestructura, desigualdad y violencia, reunidos en el mismo escenario. Andrés Medina, Magister en Planificación Urbana y Regional de la Universidad de los Andes, nos muestra a través de un recorrido hecho con fuentes, imágenes y datos, las principales dificultades de un lugar que económicamente lo tiene todo, pero que hoy por hoy su desarrollo social dista mucho de las condiciones ideales. La corrupción de algunos líderes locales que entorpecen cualquier iniciativa que no favorezca sus intereses personales, una economía que resulta ser un colador cuando se trata reinversiones y cadenas de producción más globales que locales, una economía que pasa pero no se queda en Buenaventura, además de la presencia de privados que la drenan a costa de su misma pobreza. Estos son los aspectos más determinantes que esta investigación quiere resaltar.

La siguiente gráfica fue elaborada por Andrés Medina a partir de datos del DANE (2005) que muestra los ingresos de Buenaventura en relación al valor comercial,compra, venta y producción.

Peso relativo en el valor agregado departamental

Buenaventura. Foto: César David Martinez.

Cuando el poder económico resulta ser más importante que el desarrollo social.

Esa aparente incompatibilidad entre el bienestar social y la importancia económica de Buenaventura parece estar cruzadas por varios factores. Por ejemplo, el conflicto armado permanente que muta de diversas formas y que opera en diversas esferas de lo público y lo privado. También, aunque a los gobiernos nacionales no les interesa abandonar del todo el puerto de Buenaventura, parece no querer lidiar con las deudas de tipo ambiental, el problema de tierras y aprovechamiento de recursos y las desigualdades sociales. En el territorio hay “presencia del estado” hay inversión económica [en el puerto], la población se organiza en consejos comunitarios, hay organizaciones internacionales vigilantes, Unidad de víctimas, Ministerio del Interior, Fuerzas Armadas. Sin embargo, las disidencias, las casas de pique donde se asesina a la población civil y la violencia en general persisten. Finalmente, parece ser que aunque hay riqueza económica esta no llega; no se queda, no beneficia y no responde a las necesidades básicas, ni al bienestar de los bonaverenses. Jhon Reyna, Líder social de Buenaventura, nos cuenta lo siguiente:

Jhon Reyna

Andrés denomina en su tesis este fenómeno de cómo la riqueza llega al Puerto pero no se queda en Buenaventura, como economía de paso, es decir, esa relación casi nula entre la Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura y lo que le sucede a los bonaverences. Las ganancias del puerto no se ven en la infraestructura de la ciudad, ni en sus servicios y mucho menos en las oportunidades de la gente. Los habitantes no participan de los beneficios del supuesto desarrollo que trae tener un puerto en su territorio. Por eso no es extraño ver a unos pocos kilómetros del puerto, ver comunidades completas que sobreviven en medio de la pobreza extrema. Así sucede, el desarrollo pasa de largo en Buenaventura y las elites que no se incomodan ante la paradoja de esa realidad, porque no la viven, no la reconocen.

Cuando decimos que el desarrollo pasa de largo, nos referimos a que las empresas sí invierten, los privados participan, hay programas académicos que incentivan y motivan a los jóvenes de alejarse de la ilegalidad, pero nada cambia estructuralmente las realidades de la gente, no se mejora la ciudad, porque el Puerto deja en Buenaventura lo mínimo y se va. Como dicen los porteños,“el dinero pasa por encima de nosotros, pero no lo vemos”.

Un ejemplo esta en cuando se intentan hacer las reformas necesarias que beneficien a la mayoría. Aunque se convoca a los habitantes locales a participar, sus necesidades y observaciones rara vez son vinculantes. Estos se hacen escuchar por medio de mecanismos como la consulta previa; pero este es un escenario que los empresarios, gobierno y clase económica dirigente preferiría evitar. ¿La razón? temen perder la situación de poder que han tenido hasta la fecha, conectarse con la gente en el territorio es un camino que no les interesa tomar. Esto explica otro fenómeno muy claro, las elites dominantes no quieren pertenecer a Buenaventura y a eso es lo que Andrés le llama economía de enclave. En otras palabras, las ganancias y beneficios de la actividad económica principal no toca, ni beneficia, ni pertenece a sus habitantes; sino a grupos que no se localizan en el territorio pero que lo usan, evitando cualquier articulación con las realidades locales. Así que, en términos generales el bonaverense no vive de trabajar en el Puerto, sobrevive del turismo, de emprendimientos agrícolas, de desarrollo sostenible y del ecoturismo y de las redes de apoyo étnicas y culturales. Viven de unirse y buscar estrategias para que la pobreza no los domine, porque el Puerto y sus intereses no tienen nada que ver con sus realidades y las necesidades comunitarias tampoco tienen mayor relación con los intereses portuarios. Dos caras de la misma moneda.

Buenaventura. Foto: César David Martinez.

La huella de los malos liderazgos

Otra de las crisis en Buenaventura es la institucional y de representatividad. Los [AMMG19] alcaldes de los últimos 5 años en Buenaventura han sido investigados por robo o corrupción y los consejos comunitarios[AMMG20] , entidades étnicas que tienen personería jurídica y están conformadas por una comunidad negra o afro, cuya función es administrar el territorio, han sido permeados por algunos casos de líderes locales que usan su posición de manera negativa. Algunas de estas personas exigen cierto tipo de dinero al gobierno nacional para que sus consejos comunitarios acepten las consultas previas, en viáticos o dinero. En muchas de las reuniones donde hay consejos comunitarios, espacios de consulta afro, mesas de trabajo con el gobierno nacional, surgen estas figuras de liderazgo negativo para llamar la atención, observar qué ventaja o provecho particular sacar de estos procesos. En este contexto, hay que decir que también hay líderes destacados que han trabajo por unos procesos sociales valiosos en Buenaventura, pero es claro que no todos los líderes apuntan al mismo trabajo y que pedir viáticos y dinero de por medio para aceptar las consultas previas como condicionante, está mal, porque no solo detiene el desarrollo al servicio de una comunidad, sino que además refleja el pensamiento de los privados y de esa economía enclave que define Andrés, que tanta indiferencia y olvido ha causado en Buenaventura.

Finalmente, los reclamos que hacen los líderes son los básicos: seguridad en primera instancia, bienestar y autonomía. que el dinero que produce Buenaventura se quede o se refleje en el bien-estar de sus habitantes y que además sea transparentes, usados para lo que son, es vergonzoso ver cómo los fondos no se invierten en lo que debía ser: salud, educación, paz, equidad de acceso a la tierra. Durante años las exigencias han sido las mismas, que la riqueza de Buenaventura se quede y se quede para la gente, no para el puerto. Pero, para esto se debe entender que Buenaventura no es un lugar cualquiera, y que se debe desarrollar en cadena de producción, esto lo explica muy bien la investigación de Andrés. Si a Buenaventura le va bien, al país le va bien. Con todo y eso la gente no se acostumbra a vivir en medio de las balas y las necesidades, es injusto y no debe continuar así. El desarrollo local inclusivo es una exigencia más que una opción, si las empresas llegan y se acomodan porque están donde les beneficia estar. Esa premisa debe ir acompañada de quienes habitan los territorios y de la sensación que desarrollo implica bienestar; de lo contrario seguimos asistiendo al fracaso de un modelo de desarrollo cuyas promesas son para unos pocos y sigue estando sin estar en Buenaventura.

Buenaventura. Foto: César David Martinez.

Esta investigación se puede leer en el siguiente hilo de Twitter