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3. Conflictos por contaminación de ríos y por usos de actividad minera

Un tercer tipo de conflictos en torno al agua son los conflictos asociados a la contaminación del rio Bogotá que representa el eje de la región hídrica y de la estructura ecológica regional y de sus afluentes  La descontaminación del rio Bogotá representa uno de los proyectos y tareas incumplidas y pendientes de la Planeación territorial.  Se han desarrollado diversos tipos de acciones y políticas orientas a lograr la recuperación del río Bogotá, el cumplimiento de la Sentencia que ordena su descontaminación y del Plan de Manejo y Ordenamiento de la Cuenca Hidrográfica (POMCA), y también los esfuerzos por proteger la ZMPA, es decir, la Zona de Manejo y Preservación Ambiental[1].  A pesar de esto, la contaminación del rio Bogotá y sus afluentes continua sin resolverse. En la Sabana persisten los conflictos derivados del incumplimiento en el desarrollo de un adecuado ordenamiento, tratamiento e intervención de todo el corredor ecológico alrededor del río Bogotá, y particularmente de la ZMPA. La contaminación de cabeceras, los vertimientos industriales y de agua residual doméstica sin tratamiento o incompleto, y las conexiones erradas son algunas de las preocupaciones que giran en torno al río Bogotá. Y de otro lado, como se analizará más adelante sigue presente el debate entre visiones en conflicto sobre como recuperar el río: si mediante una visión hidráulica de grandes obras de infraestructura o mediante una visión de respeto por el cauce natural del rio.

La contaminación del rio Bogotá es un indicador del modelo de ocupación no sostenible en la sabana de Bogotá; y expresa conflictos por el agua no resueltos a lo largo de a cuenca y de los afluentes, así como situaciones de injusticia en términos de los barrios y habitantes afectados por dicha contaminación. Para comprender las interdependencias y causas de la contaminación del rio  Bogotá y sus afluentes en la Sabana, es importante comprender que el agua presenta una serie de características que pueden generar conflictividad (Solanes y Jouravlev, 2005). Por ejemplo, Dourojeanni, Jouravlev y Chávez (2002; como se cita en Hernández et al, 2023), existe un sistema integrado del recurso hídrico, donde hay una interdependencia de usuarios, que demuestra que los usuarios localizados aguas arriba tendrán posición privilegiada frente a usuarios ubicados aguas abajo, respecto a cantidad y calidad del recurso. La contaminación de ríos está relacionada con el hecho que los comportamientos de los usuarios ubicados aguas arriba establecen las condiciones de los usuarios de aguas abajo (Banco Interamericano de Desarrollo, 1998)[2].

En este contexto, las actividades de la cuenca alta del rio, como las curtiembres en Villapinzón y Chocontá; los cultivos de papa que alteran los ecosistemas de Paramo y de bosques en el nacimiento del rio Bogotá y las aguas residuales domesticas del municipio como Chía muestran la contaminación generada por la agroindustria, la actividad minera y la expansión urbana. A esto se le suma la presión de aguas subterráneas generadas por los cultivos de flores y los vertimientos de aguas residuales que en la cuenca alta corresponden a 166.781 habitantes que entregan residuos al rio Bogotá. En la cuenca media los ríos de la ciudad Salitre, Fucha y Tunjuelo, que desembocan en el río Bogotá, generan cargas contaminantes adicionales a este afluente. Y el total de habitantes que entregan residuos al rio son 8.984.000. En la cuenca media, el rio Bogotá recibe las cargas contaminantes del rio Tunjuelo que es uno de los ríos con indicadores pobres de calidad del agua.  Los fatores que generan la contaminación del rio Tunjuelo son: a) los desechos industriales (producidos por canteras, ladrilleras, curtiembres, frigoríficos y residuos del parque minero industrial); b) lixiviados sin un tratamiento adecuado del relleno sanitario Doña Juana; c) desechos domésticos por ausencia de servicios públicos y alcantarillado.

El relleno sanitario de Doña Juana impacta desde hace más de treinta años, en especial, a la cuenca del rio Tunjuelo y por conexión la del rio Bogotá, la del Magdalena y el Caribe. En 1985 cuando se toma la decisión de poner este basurero, el área estaba protegida por la Resolución 76 de 1977 del INDERENA que la establecía como área productora protectora de la cuenca alta del rio Bogotá. No obstante, en 1988 comenzó su operación. Las 600 ha. del área del terreno en el que se ubica el relleno afectan tanto localidad Ciudad Bolívar como a la de Usme. El relleno hace parte de una serie de factores de deterioro del ambiente y de la salud de los habitantes de la cuenca del rio Tunjuelo; lo que muestra que la contaminación afecta los habitantes y barrios de menores recursos en la ciudad y la sabana.

En las siguientes líneas se presenta los resultados del índice de calidad del agua ICA para analizar la evolución de los niveles de contaminación del rio Bogotá.  El funcionamiento del agua como un sistema integrado de interdependencias de usuarios y actividades y su relación con el modelo de ocupación de la ciudad que no es sostenible en el largo plazo se evidencia en el seguimiento a la calidad hídrica realizado por la CAR, mediante el monitoreo y análisis de parámetros fisicoquímicos y microbiológicos hechos a las subzonas hidrográficas, dentro de las cuales se encuentra el río Bogotá. A continuación, se evidencian los resultados del índice de calidad del agua – ICA hecho en el año 2022, donde se aprecia como a medida que se avanza en la cuenca del río Bogotá, es decir de la cuenca alta que inicia desde el nacimiento del río en el municipio de Villapinzón, hasta la cuenca baja en su desembocadura a la altura del municipio de Girardot, la calidad del recurso hídrico disminuye (CAR, 2022).

 

Para ilustrar, en la gráfica N°2 de los resultados del ICA de la cuenca media, se observa que la calidad del recurso es “mala” en un 73% y “muy mala” en un 14%, resultados claramente visibles, ya que la cuenca media recibe las descargas de 10 municipios y de la ciudad de Bogotá, donde se presenta la mayor carga contaminante; a diferencia de la cuenca alta en su nacimiento, donde el porcentaje de calidad hídrica “Mala” es menor, correspondiente a un 35% y hay resultados visibles de calidad hídrica “buena” y “aceptable” al recibir menor carga contaminante.

En ese sentido, para contrarrestar estos efectos, y de acuerdo con lo dictado por la Sentencia del Consejo de Estado emitida el 28 de marzo de 2014, en la cual se da la orden para la descontaminación del río Bogotá, se han realizado avances en infraestructura respecto a la ampliación y optimización de la PTAR EL SALITRE que tiene un caudal de 7m3 y permite el tratamiento del 30% del agua residual de la ciudad, tal como lo indica la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá[3]. Además, la CAR cofinancia las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) en varios de los municipios que vierten sus aguas servidas al afluente.  Como dice la CAR en su boletín de prensa del 8 de agosto de 2024, titulado “Estas son las plantas de tratamiento que ayudaran al saneamiento del río Bogotá” [4], la entidad avanza en la fase de estudios y diseños a nivel de ingeniería de detalle para la construcción de las plantas de Villapinzón y Suesca, la optimización de la PTAR de Chocontá y la contratación de los estudios y diseños de la PTAR Sesquilé.

No obstante, aún hay deficiencias en la cobertura, particularmente al presentar retrasos por conflictos entre el Gobierno Nacional y Gobiernos Distritales, para la construcción de la PTAR Canoas, como lo afirma la EAAB quien anunció en febrero de 2025 las firmas precalificadas para la construcción y operación, evidenciando un proceso extenso y retrasado para la descontaminación del río Bogotá[5].

Ahora bien, en lo concerniente a los conflictos de agua derivados de la minería, cuando los proyectos mineros se localizan en las cabeceras de las cuencas, afectan todos los aprovechamientos localizados aguas abajo y pueden comprometer la seguridad del abastecimiento rural y urbano. Las actividades mineras pueden generar cambios en las asignaciones del uso del agua que previamente han sido para fines de abastecimiento de agua potable, y eso genera tensión entre los usos, amenazando el acceso y derecho al agua para consumo humano, como lo cita Dourojeanni y Jouravlev (2002; como se cita en Hernández et al, 2023).

En Cundinamarca, la minería es una actividad económica principal para varios municipios, especialmente, se realizan explotaciones de materiales pétreos y arcilla en el Sur de la Ciudad Bogotá, y crecieron de manera irregular. No obstante, para contrarrestar y frenar el crecimiento desmedido de la minería, desde el Ministerio de Ambiente, se decretó la Resolución 2001 del 2016[6], en la cual se definió 24 zonas compatibles para las explotaciones mineras de materiales de construcción en la Sabana de Bogotá y dos años después se modificaron esos polígonos mediante la Resolución 1499 de 2018[7]. Adicionalmente, se cuentan con instrumentos administrativos de manejo y control ambiental como el PLAN DE MANEJO AMBIENTAL - PMA y el PLAN DE MANEJO DE RECUPERACIÓN Y RESTAURACIÓN AMBIENTAL - PMRRA.

Estos instrumentos jurídicos y administrativos no han sido suficientes, ya que persiste la minería informal con enormes costos ambientales y se generan una serie de emisiones y vertimientos que afectan la cuenca del río Bogotá, tal como lo ilustra la CAR, quien como autoridad ambiental ejerce el control de actividades de explotación minera, evidenciando disposiciones inadecuadas de estériles en el suelo[8].

Para ilustrar mejor este tema, es fundamental conocer datos puntuales de la minería en la Sabana; existen actualmente 260 Títulos mineros (minería de carbón) en Cundinamarca, de los cuales los municipios con más títulos mineros son Nemocón, Soacha y Lenguazaque. Algunos de los títulos mineros tienen vigencia de hasta 20 y 30 años, situación que impacta significativamente en los recursos de estas poblaciones que se encuentran en la cuenca, como, por ejemplo, en Soacha, que el 15% de su territorio está dedicado a la explotación legal de materiales de construcción, y se realiza en ecosistemas ambientalmente estratégicos y protegidos por sus características de páramo (Gómez et al, 2018).

Estos títulos mineros con frecuencia se superponen con áreas de interés para el abastecimiento de agua y áreas protegidas, un ejemplo de ello se observa en el municipio de Cogua. Su territorio incluye parte del páramo de Guerrero que a su vez hace parte de la cuenca del río Bogotá, así como un Distrito de manejo integrado (DMI) y una Reserva Forestal Protectora (RFP) con sus respectivos instrumentos de manejo ambiental. El 63% de sus 22361 habitantes viven en suelo rural, donde la producción de agua es relevante para el abastecimiento de un acueducto regional, varios acueductos veredales y los sistemas de producción agrícola y pecuaria, no obstante, como lo muestra Karen Mariana Garzón (2020) en un diagnóstico del ecosistema Páramo de Guerrero en el área del municipio de Cogua a partir de un modelo de salud ambiental, los títulos mineros se superponen claramente con las áreas protegidas y comprometen tanto la calidad como la disponibilidad del recurso hídrico, dejando en duda la efectividad de los instrumentos de manejo ambiental y de los instrumentos de ordenamiento territorial.


Fuente: Garzón, 2020

 

 

 

 

[1] Aunque se plantea que cualquier intervención sobre la ZMPA o sobre el corredor ecológico del río debe partir de estudios hidráulicos, geomorfológicos y ecosistémicos; se mantiene proyectos que ejercen una presión y pueden quebrar con el funcionamiento ambiental del río Bogotá; lo que es fuente de conflictos.

[2] El agua presenta una serie de características que pueden promover la conflictividad: 1. Asociada a la diversidad de usos del agua; 2. Asociada a la existencia de un sistema integrado del recurso hídrico que implica una interdependencia de los usuarios; y 3. Asociada a las intervenciones sobre una cuenca no vinculadas al uso del agua.(Martín & Bautista (2015). La contaminación es una externalidad negativa: Los gastos no son asumidos por quienes hayan contribuido a causarlos y genera costos sociales y ambientales para los usuarios que resultaron afectados por su destrucción o condición deficiente.

[4] CAR (8 de agosto de 2024). Estas son las plantas de tratamiento que ayudaran al saneamiento del río Bogotá. https://www.car.gov.co/saladeprensa/estas-son-las-plantas-de-tratamiento...

[5] Alcaldía de Bogotá (2 de febrero de 2025) Cuatro firmas avanzan en la selección del contratista para la PTAR CANOAS. https://bogota.gov.co/mi-ciudad/habitat/bogota-alista-un-tratamiento-de-....

[6] Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (2016) Resolución 2001 del 2016 “Por la cual se determinan las zonas compatibles con las explotaciones mineras en la Sabana de Bogotá, y se adoptan otras determinaciones. https://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=87325&dt=S

[7] Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (2018) Resolución 1499 de 2018. “Por la cual se modifica la Resolución 2001 de 2016 a través de la cual se determinaron las zonas compatibles con las actividades mineras en la Sabana de Bogotá y se adoptan otras determinaciones”. https://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=87345&dt=S

[8] CAR (15 de agosto de 2024). No más afectaciones al río Bogotá: La Corporación suspende dos explotaciones de carbón. https://www.car.gov.co/saladeprensa/no-mas-afectaciones-al-rio-bogota-la...