Jose Manuel Molina- Cider | Uniandes
Jose Manuel Molina
Investigador en Ciencias Hidrológicas y del Clima
jomolina10@hotmail.com
03/05/2021

Hoy en día existe una abrumadora evidencia y consenso de la comunidad científica internacional sobre el calentamiento progresivo de nuestro planeta en las últimas décadas debido principalmente a la intervención humana relacionada con la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero a la atmósfera (http://www.ipcc.ch/). Colombia es una de las regiones del mundo con mayor vulnerabilidad a las perturbaciones del clima, no solo porque es uno de los países en vías de desarrollo ubicados en el hemisferio norte, donde el cambio climático es más notorio y acelerado, sino también porque su economía, basada principalmente en la agricultura, tiene poca capacidad de respuesta y adaptación frente a las variaciones naturales y antropogénicas de precipitación y temperatura. Vulnerabilidad implica inequidad, y en consecuencia, impactos negativos para el desarrollo social y económico de cualquier comunidad. ¿Está la sociedad colombiana tomando en serio los retos del calentamiento global?  Aunque algunas entidades han generado información a nivel regional y diagnósticos preliminares para Latinoamérica y el Caribe (LAC) en estos tópicos, la investigación nacional en cambio climático es aún limitada, las proyecciones para próximas décadas requieren significativas mejoras tanto en la resolución espacial como en la reducción de incertidumbre para ser útiles en modelos de impacto a nivel local (agricultura y recursos hídricos), y la sinergia entre el gobierno, la ciencia y los usuarios para hacer frente a los nuevos retos dista aun de ser realmente efectiva y coordinada. Por una parte se observa un nivel de desinformación y escepticismo en el público sobre los orígenes y dinámica de este fenómeno climático, y por otra parte parecería que el asunto no hace parte de la agenda prioritaria del aparato legislador y ejecutivo. El primer argumento amplifica y propaga el segundo, y en consecuencia, el poco compromiso y marcada indiferencia de parte de muchos de nuestros gobernantes frente a este problema. Es evidente también la existencia de brechas y fallas de comunicación entre la comunidad de expertos y el gobierno, ONGs, agencias ambientales, tomadores de decisión y el público en general entre otros. Se requiere por lo tanto mayores esfuerzos de socialización y cobertura en investigación, iniciativas de capacitación en los temas de mitigación y adaptación, y en ultimas, cooperación internacional. Sin embargo, se debe reconocer y resaltar la construcción de capacidades y esfuerzos al interior de algunas instituciones tanto para el estudio del cambio y variabilidad climática en la región LAC (por ej., https://ccafs.cgiar.org/regions/latin-america) como para la planeación de proyectos de inversión y financiación regional (https://www.iadb.org/en/climatechange) y de adaptación a escalas nacionales (Ej., http://www.cambioclimatico.gov.co).

 

Decisiones apropiadas de tomadores de decisión en sectores claves como la agricultura y energía requieren no solo de información ambiental confiable y estimaciones de clima generadas por sistemas expertos, sino también de un básico entendimiento del sistema océano-atmósfera y sus interacciones con los ecosistemas terrestres. He escuchado mencionar por ejemplo a profesionales de agencias ambientales que el cambio climático es el origen y gran culpable de la intensificación de fenómenos de sequías. En adición a que se requeriría evidencia basada en datos, dicha interpretación no es necesariamente correcta y podría dar lugar a serias equivocaciones y negativas repercusiones en el manejo y control de los recursos naturales de una región. El Niño es un fenómeno que hace parte de la variabilidad natural del clima y es en realidad uno de los principales actores en la dinámica de sequías en muchas regiones alrededor del mundo, aunque otros factores como cambios en el uso del suelo y la degradación ambiental podrían tener también significativa implicación. El Niño se caracteriza por un calentamiento anómalo (varios grados por encima de lo normal) y periódico de la temperatura superficial del mar en el Océano Pacífico tropical (ver figura 1). Sin embargo, el efecto del forzamiento climático inducido por los humanos podría tener un efecto indirecto en los cambios de precipitación global y local al modificar la intensidad, frecuencia y duración de El Niño y La Niña. Lo anterior es hoy en día un tema de investigación y controversia dentro de la comunidad científica internacional. Igualmente, el rol de los medios en estos asuntos del clima debe evaluarse con más seriedad, pues no solo se requiere la incursión de periodismo científico en el país, sino también un apropiado y responsable uso de fuentes para evitar la difusión al público de información sesgada, contradictoria y carente de base científica en asuntos relacionados con los impactos del calentamiento global.

 

Cualquier política nacional y/o regional con relación al cambio y variación del clima debe en lo posible basarse en estudios exhaustivos apoyados en el escrutinio de la ciencia, y se deben abrir espacios para ejercer veeduría ciudadana sobre gobernantes que usen la actual coyuntura como excusa para ejecutar injustificables labores o proyectos asociados con actos de corrupción y malversación de fondos públicos. Lo cierto es que la falta de acciones claras, serias y oportunas frente a este problema global le cobraría significativa factura a mediano y largo plazo al desarrollo social y económico del país. Políticas tardías asociadas a burocracia o esfuerzos aislados y a medias tintas podrían tener graves efectos adversos, y se hace urgente actuar colectivamente para apoyar en las acciones efectivas de mitigación y para desarrollar los planes de adaptación ajustados a las necesidades y realidad del país. Aunque la incertidumbre es inherente a la naturaleza aleatoria de los sistemas terrestres, estimaciones basadas en modelos globales de clima prevén veranos más extensos e intensos y alteraciones significativas en los patrones de lluvias en varias regiones de Colombia. ¿Como responderemos ante estos escenarios? Aunque la academia y centros de investigación juegan un papel crucial en la socialización y diseño de soluciones, la comunidad en sí es también pilar fundamental en dicho proceso. Una iniciativa de difusión de conocimiento que vale la pena destacar en la región LAC la lidera la Comunidad de Practica Andes, https://cambioclimaticoandes.wixsite.com/copandes/seminarios, la cual apoya el fortalecimiento de capacidades y el intercambio de conocimientos relacionado con la mitigación y la adaptación al cambio climático. Estos esfuerzos son de enorme valor, aunque se requiere con urgencia que más áreas del conocimiento se involucren alrededor de la ciencia del clima pensando en el futuro desarrollo del país. En esta tarea se hacen necesarios una mayor acción interdisciplinaria y compromisos, desde sociólogos hasta economistas, desde ingenieros hasta politólogos, desde antropólogos hasta periodistas, así como también un mejor aprovechamiento  y socialización de investigaciones, recursos informáticos y herramientas en línea, y de la masiva y poco explorada cantidad de datos satelitales de clima disponibles en internet.

 

Anomalías promedio de temperatura superficial del mar al frente de la Costa Pacífica colombiana- Cider | Uniandes
Figura 1. Imagen satelital de las anomalías promedio de temperatura superficial del mar al frente de la Costa Pacífica colombiana, periodo Agosto 31 – Septiembre 6 del 2015. (Cortesía de la Administración Nacional Americana del Océano y la Atmósfera, NOAA).

 

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