El 10 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo. Presentamos aquí una breve reflexión sobre estas tres nociones, su relación y sugerimos nuevos acentos del quehacer de la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI).
Ciencia: La ONU la define como la herramienta que ha creado el ser humano para comprender, explicar y transformar el mundo en su beneficio (el subrayado es nuestro). En esta definición empieza el problema. Mientras no cambiemos esta aproximación, esta forma de ver las cosas, no habrá ni paz, ni sostenibilidad, ni desarrollo en países como el nuestro.
La CTI debe impulsar transiciones hacia la sostenibilidad que sean justas y debe dejar de perseguir modos de producción de conocimiento que poco o nada contribuyen a un país como Colombia. Se debe concentrar más en crear una estructura de oportunidades más equilibrada y en la restauración y protección de nuestros ecosistemas. Existen ya varias aproximaciones a la CTI que nos facilitan la tarea y que acercan la idea de ciencia a la de paz y desarrollo. Por ejemplo, podemos empezar por “mainstreaming the mode 2 of science”, también de manera "más local" podemos retomar lo sugerido en “el modelo mundial latinoamericano” del grupo de Bariloche y la idea de ciencia popular de Orlando Fals Borda. Es más, podríamos desarrollar con mayor precisión lo que se podría llamar “ciencia abigarrada” si robamos algunas palabras a Silvia Rivera Cusicanqui. Cuando referimos estos paradigmas un poco descuidados y “pasados de moda”, no priorizados por los sistemas de ciencia, no estamos hablando sólo de las ciencias sociales si no de la Ciencia en general, así con mayúscula. Una CTI más en contexto, más hecha entre las montañas que entre los laboratorios o escritorios de grandes ciudades, más al estilo de Alfredo Molano Bravo que del de Elon Musk es a lo que nos estamos refiriendo. Una CTI cuyo sistema de réditos premie más su contribución a la resolución de problemas de la gran mayoría de población excluida y que distribuya mejor sus utilidades y beneficios en un contexto mundial desigual como el actual.
La ‘transición’ se está dando sola y de forma abrupta, no necesita de nichos de innovación ni de gestión estratégica. Pareciera que “la naturaleza” está organizando la “transición” a su modo, por lo que estamos en mora de superar esa idea de investigación y ciencia para el “progreso” que persiste en las políticas de CTI. Es necesario desconcentrar el poder basado en prestigio por la divulgación de cualquier resultado de investigación a través de revistas a las que nadie puede acceder. Es importante terminar el juego de los mezquinos negocios de grandes empresas de conocimiento y pensar de un modo más empático, menos basado en la competencia y más basado en la colaboración, la honestidad y la amabilidad; tanto con colegas como con la gente que no se dedica a hacer ciencia pero que podría beneficiarse de ella. Una CTI incrustada en los lugares de la gente, utópica, que sirve para caminar y para el vivir bueno es la que puede allanar los caminos de la paz en un país que se ha construido sobre la guerra.
Desarrollo: mientras sigamos pensando que el desarrollo en cualquiera de sus versiones, con cualquiera de sus apellidos, incluido el más famoso de ellos: “sostenible”, es la fórmula mágica que orienta el accionar de gobiernos, organismos multilaterales e incluso de organizaciones no gubernamentales ¡estamos perdidos! Esto no es un asunto nominal sino pragmático, es la racionalidad del desarrollo, esa anticuada noción de progreso que le subyace, la que aún orienta los modos de hacer. Necesitamos no solo mejores ideas, más allá del desarrollo. Necesitamos sobre todo explicar con más claridad y en el sentido práctico las alternativas al desarrollo, plantear su operacionalización y adecuación a diferentes escalas territoriales e incluso en la dimensión íntima de la vida cotidiana de la gente. Por ejemplo, podríamos impulsar nuevas métricas e indicadores que trasciendan la idea de medir los grados de desarrollo de un país, para medir y entender qué significa “vivir bueno” en un país como Colombia y cuál es el papel del estado impulsando este tipo de paradigmas en instrumentos de ejecución y evaluación de política, incluso de política científico-tecnológica.
Paz: Es importante que entendamos y desarrollemos la interrelación entre CTI, democracia y paz. No podemos seguir pensando que la paz es ausencia de guerra y violencia física. De lo que se trata es de crear instituciones sociales y una matriz material de afirmaciones y sanciones más democrática. Es un asunto de democracia cultural y sustantiva, por decirlo de algún modo y en esto mucho tiene que ver “el saber”. La paz solo se puede construir en democracia y la democracia solo se puede construir en paz. Pero esta relación sólo tiene sentido cuando se asegura que materialmente todo el mundo puede acceder a los recursos mínimos,es decir, la garantía de derechos. Por ejemplo, se trata de garantizar el derecho al agua, de que haya acueducto y agua potable saliendo por el grifo, y si el Estado no lo garantiza por medio de políticas sociales o de desarrollo, las organizaciones sociales, académicos, científicos e ingenieros con el soporte de las políticas de CTI pueden contribuir a hacerlo. Esto es construir paz tecnológicamente hablando y en palabras de Michel Callon, construir una democracia técnica.
Para terminar, reflexionamos sobre la relación entre ciencia, paz y desarrollo con un proyecto en el Caquetá. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación como parte de sus contribuciones a la implementación del acuerdo de Paz, diseñó un instrumento experimental de política denominado “Programa prototipo de CTI para comunidades sostenibles de Paz”. Este instrumento consistió en escuchar por primera vez a las comunidades de algunas de las zonas donde el conflicto armado ha sido inclemente y en las que la extinta guerrilla de las FARC-EP había hecho presencia, una de estas zonas fue la histórica región del Pato. Nos encontramos con la experiencia comunitaria de más de 30 años en la producción de energía eléctrica con microgeneradores puestos en las quebradas, experiencias aisladas de agroecologia, algunos acueductos comunitarios, y por supuesto, una fuerte estructura organizativa.
Escuchar a la gente para configurar conjuntamente soluciones integrales ajustadas a sus necesidades de agua, energía, producción agrícola, transformación productiva y comercialización, potenciando tanto el conocimiento local como el académico, fue el reto al que tuvimos que responder algunas universidades del país llamadas a implementar este instrumento.
Contribuir a la paz y al desarrollo en un país como Colombia, desde la ciencia, pasa necesariamente por investigar ejecutando soluciones con la gente. Para esto es muy importante construir sedes universitarias o nuevas universidades, centros de investigación y desarrollo tecnológico, laboratorios, núcleos de pensamiento conectados globalmente y construir redes de gestores de conocimiento e investigación con la gente en sus territorios. Ahí en el campo, justo donde tiene origen la guerra y ha pegado duro es a donde tenemos que mudarnos. Allí es en donde se necesitan laboratorios para investigar enfermedades huérfanas, en donde se debe experimentar con la fabricación de artefactos para generar energías de origen renovable y convertir las fincas en co-laboratorios de producción, transformación y comercialización agroecológica. .
[1] PhD (c) Twente Universiteit, egresado del Cider
[2] Profesor Asociado del Cider
[3] El viejo paradigma del descubrimiento científico ("Modo 1") caracterizado por la hegemonía de la ciencia disciplinaria, con su fuerte sentido de una jerarquía interna entre las disciplinas e impulsado por la autonomía de los científicos y sus instituciones anfitrionas, las universidades, estaba siendo suplantada, aunque no reemplazado por un nuevo paradigma de producción de conocimiento ("Modo 2") que era socialmente distribuido, orientado a la aplicación, transdisciplinario y sujeto a múltiples rendiciones de cuentas (Nowotny, H., Scott, P. & Gibbons, M. Rethinking science: Mode 2 in societal context).