Según reportan las noticias desde finales de abril, Leticia – una ciudad de 48,000 personas y capital del departamento de Amazonas – tiene una de las tasas más altas de contagio del país, con más de mil casos y 34 muertos. No es la única: Iquitos – la principal ciudad de la Amazonía Peruana – es la segunda ciudad más afectada de este país, mientras que en Brasil, Tabatinga tiene casi 600 casos, y en Manaos la mortalidad es tan superior al resto del país que están cavando fosas comunes con buldóceres. Los medios se han concentrado sobre la tragedia humana que estas muertes representan, particularmente en su afectación diferenciada a las comunidades indígenas. Sin embargo ignoran una realidad obvia, pero rara vez hecha explícita: estos casos todos se están dando en ciudades amazónicas. En otras palabras, esta pandemia está exponiendo la realidad predominantemente urbana de la Amazonía, y es ahí donde necesitamos buscar respuestas a esta crisis.
Se ha escrito sobre las limitaciones del sistema de salud de Leticia, sobre la crisis humanitaria afligiendo las comunidades indígenas y exponiendo la escala de lo que los medios están llamando la “peor tragedia de su historia”. Por eso, no me concentraré en estos temas, sino en lo que considero que es menos visible en medio de esta crisis, y que los une a todos - el carácter urbano de la Amazonía – mediante la matización de nuestros imaginarios en torno a la Amazonía como dispersa y aislada.
Ciudades selváticas
Decir “Amazonas” conjura imágenes de horizontes interminables de selva virgen, poblado por pequeñas aldeas de comunidades indígenas. Rara vez evoca, para aquellos que no viven en ella, vibrantes calles repletas de mototaxis y vendedores ambulantes, o densos asentamientos informales donde habitan miles de familias. Sin embargo, la segunda realidad – sin negar la existencia de la primera – es más fiel a la experiencia de la mayoría de los pobladores de las regiones amazónicas colombianas, que viven en ciudades como Florencia y San Vicente del Caguán (Caquetá), Mocoa, Puerto Asís y Villagarzón (Putumayo), Leticia (Amazonas), San José de Guaviare (Guaviare), Inírida (Guainía) y Mitú (Vaupés).
Los motivos para la aglomeración son muchos y merecen ser mejor estudiados. Un factor innegable es el desplazamiento por el conflicto armado que convirtió a las ciudades – particularmente en el Caquetá, Putumayo y Guaviare – en “ciudades refugio” (Sánchez 2012). La decadencia de la economía de la coca en unos territorios destruyó un complejo tejido socioeconómico y facilitó la expansión de una ganadería extensiva que desplazó a miles de personas hacia las ciudades en un fenómeno que hasta ahora ha sido muy poco estudiado (Peñaranda Currie, Otero-Bahamon, and Uribe 2019). Por otro lado, las ciudades amazónicas también poseen características que atraen población rural como el acceso a la educación o salud, oportunidades laborales que no existen en la ruralidad- especialmente para mujeres - o la oportunidad de realizar vocaciones diferentes a la agropecuaria . Las ciudades tampoco son un fenómeno exclusivamente mestizo; los pobladores indígenas urbanos también forman parte del tejido social de estas ciudades, aunque frecuentemente en condiciones de vulnerabilidad particularmente marcadas al ser excluidos de algunas políticas centradas sobre los resguardos rurales (Chaves and Nova 2018; Peña Márquez 2011).
Entre estas dinámicas, que combinan lo forzado y voluntario, emergen lógicas económicas y sociales que permiten evidenciar que estas ciudades se pueden definir más allá de sus evidentes carencias. Esto se evidencia, por ejemplo, en la estructura productiva de dichas ciudades. La informalidad predomina en estos centros urbanos; Florencia, por ejemplo, tiene una tasa de informalidad laboral de 57% (DANE 2020) , y entre 39 y el 60% de la población ocupada de las capitales departamentales de la región amazónica trabaja por cuenta propia (DANE 2013). Por otro lado, el 99% de los registros en las principales ciudades de Putumayo, Caquetá y Amazonas son micro o pequeñas empresas (Cámara de Comercio (CC) de Florencia 2019; CC del Amazonas 2015; Putumayo 2016). Estas cifras son poco alentadoras para los economistas, ya que se asocian con la baja productividad. Sin embargo, tienen una lógica propia, pues son precisamente las empresas informales y pequeñas las que más se benefician de los densos tejidos urbanos y así de las economías de urbanización y localización (Ghani and Kanbur 2013). La aglomeración cobra aún más sentido cuando se piensa en el acceso a servicios sociales como salud; un mapa demostrando el número de horas que se demora un viaje al centro urbano más cercano – que puede o no tener una unidad de cuidados intensivos – evidencia cómo la decisión de vivir en o cerca un centro urbano puede definir la diferencia entre vida o muerte.
Interconectados y aislados
El otro leitmotif sobre las descripciones en torno a la Amazonía es su aislamiento. Se resalta el océano selvático que rodea ciudades como Leticia, Mitú e Inírida; llegan a la mente los pobladores rurales dispersos aislados por la ausencia de infraestructura, o en las comunidades indígenas que habitan en extensos resguardos. Sin embargo, el aislamiento de la región está complementada por relaciones funcionales y complejas interconexiones que tienen como sus nodos a los centros urbanos de la región.
En áreas metropolitanas, las relaciones funcionales se piensan principalmente en términos de las relaciones de conmutación laboral, como se definen en el Sistema de Ciudades (DNP 2014); y tienden a ser relaciones de municipios contiguos.
[1] No existen datos sistemáticos sobre las otras ciudades según la Gran Encuesta Integral de Hogares (GEIH).
Sin embargo, un estudio reciente de subregionalización funcional adelantado por el DNP y Rimisp demuestra que en la Amazonía, estas relaciones cubren territorios mucho más amplios y cumplen una variedad de funciones más allá de lo laboral (Bateman, Penagos, and Restrepo 2019). La interdependencia económica y ante todo la social – la cual se refiere al uso de servicios de salud y educación - en varias de las subregiones de la región está por encima del promedio nacional. La región amazónica presenta la existencia de interdependencias a través de extensos territorios funcionales con redes poco densas pero esenciales que confluyen en nodos relativamente pequeños que concentran bienes y servicios vitales como la salud, educación y centros de abastecimiento. La precariedad de los servicios de estos nodos, particularmente en las dotaciones de salud, tiene repercusiones en todo el territorio rural, incluyendo los extensos resguardos indígenas.
A estas relaciones se suma la interdependencia urbano-rural: el campo suple a las ciudades amazónicas con productos agropecuarios, mientras que es gracias a la ciudad que los bienes del campo tienen acceso a un mercado de consumidores. A pesar de los retos de la conectividad – tres de las seis capitales departamentales no están conectadas por vías – esto no ha servido para fortalecer la seguridad alimentaria. Los modelos productivos – sea con base en la ganadería, petróleo o coca – combinado con las medidas fitosanitarias desconectadas de las condiciones locales, y los retos técnicos del cultivo en el suelo amazónico han limitado la producción agrícola y, como consecuencia, en la mayoría de ciudades una proporción significativa de la comida se importa.
Todo esto implica que las ciudades amazónicas dependen, para bien o para mal, de otros territorios a través de amplias distancias e incluso a través de fronteras internacionales. Existen ciudades fronterizas, como es el caso de Leticia y Tabatinga en Amazonas donde se mueven flujos no solo de bienes sino también de personas buscando servicios médicos y demás. El Ministro de Salud, Fernando Ruiz, tuvo que reconocer esta compleja realidad al admitir que no es posible un cierre de frontera completa entre Leticia y Tabatinga, ya que la disponibilidad de comida entra por Brasil, y la frontera es tan porosa que existen casas donde la puerta de adelante está en un país y la de atrás en otro.
A modo de conclusión
“No sabemos qué hacer. Realmente no sabemos qué hacer”, me dijo una funcionaria en Leticia en los últimos días. La crisis del COVID está mostrando, como en tantas otras esferas, que la falta de conocimiento desde el centro del país ante las realidades de estos territorios es insostenible. Precisamente todo aquello que hemos desconocido en torno a las ciudades amazónicas – las complejidades de su tejido empresarial y laboral, sus relaciones funcionales con su entorno rural, y su interconexión con territorios contiguos y distantes – muestran la importancia de estas ciudades, pero también complican una respuesta adecuada en ellas.
Sin embargo, lo que nos muestra una mirada a estas ciudades es que son nodos que cubren territorios de cientos de miles de kilómetros, y como tal deben fortalecerse en todo sentido. El modelo de sistema de salud – que según sus cálculos concluye que es más barato mandar a un paciente a una unidad de cuidados intensivos en Bogotá – tiene que cambiarse por uno que fortalezca las capacidades del territorio. Las economías locales también deben robustecerse, empezando con la producción agraria. Cualquier medida de apoyo económico debe tener en cuenta la predominante informalidad laboral y la predominancia de las micro y pequeñas empresas en la estructura productiva. Las medidas sanitarias deben tener en cuenta la precariedad de la infraestructura de servicios públicos de muchos de los asentamientos informales, particularmente en torno al acceso al agua.
La tragedia que ya inició en las ciudades amazónicas está generando un sufrimiento inmensurable. Sin embargo, es importante que no perdamos esta oportunidad para reflexionar sobre la importancia de estas ciudades para construir un mejor futuro para los habitantes de la Amazonia, no desde nuestros imaginarios, sino desde sus realidades.
Referencias
Bateman, Alfredo, Ángela Penagos, and Viviana Restrepo. 2019. Resultados Del Ejercicio de Subregionalización Funcional En Colombia. Bogotá.
Cámara de Comercio de Florencia. 2019. Informe: Indicadores Socioeconómicos Del Departamento de Caquetá. Florencia. http://ccflorencia.org.co/SUROSPaginaWeb/Recursos/Imagenes/Temporal/indi... socioeconomicos caqueta 20186490.pdf.
Cámara de Comercio del Amazonas. 2015. Informe Económico Amazonas 2015. Leticia. http://ccamazonas.org.co/imagenes_actual/INFORME ECONOMICO AMAZONAS 2015.pdf.
Chaves, Margarita, and Giselle Nova. 2018. “Urbanización Indígena En La Amazonia Colombiana. Apuntes Críticos Para La Definición de Políticas Territoriales Incluyentes.” In La Cuestión Indígena En Las Ciudades de Las Américas, eds. Jorge Horbath and María Amalia Gracia. Buenos Aires: CLACSO, 62–81.
DANE. 2013. “Gran Encuesta Integral de Hogares - Nuevos Departamentos de La Amazonía y Orinoquia.” http://microdatos.dane.gov.co/index.php/catalog/215/get_microdata.
———. 2020. “Empleo Informal y Seguridad Social.” https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/....
DNP. 2014. Misión Sistema De Ciudades: Una Política Nacional Para El Sistema De Ciudades Colombiano Con Visión a Largo Plazo. Bogotá: Departamento Nacional de Planeación.
Ghani, Ejaz, and Ravi Kanbur. 2013. Urbanization and (In)Formalization. Washington D.C.
Peña Márquez, Juan Carlos. 2011. Mitú. Ciudad Amazónica; Territorialidad Indígena. Leticia: Universidad Nacional de Colombia.
Peñaranda Currie, Isabel, Silvia Otero-Bahamon, and Simón Uribe. 2019. Roads, Coca and Guerrilla: The Materiality of Insurgent State-Making in Colombia’s Armed Conflict. Boston.
Putumayo, Comisión Regional de Competitividad de. 2016. Actualización Plan Regional de Competitividad de Putumayo. Mocoa. http://ccputumayo.org.co/2016/ACTUALIZACION PRC 2016 PUTUMAYO Mayo.pdf.
Riaño, Elizabeth, and Carlos Ariel Salazar. 2015. Perfiles Urbanos En La Amazonia Colombiana. Bogotá: Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas, Sinchi.
Sánchez Steiner, Lina Maria. 2012. La Ciudad-Refugio: Migración Forzada y Reconfiguración Territorial Urbana En Colombia. El Caso de Mocoa. Barranquilla.